La falta de datos sobre las características funcionales de un número alto de especies ha significado un cuello de botella en la construcción de modelos de los efectos del cambio ambiental global sobre los ecosistemas a gran escala.

La nueva base de datos, llamada TRY, promete superar este obstáculo, ya que posibilitará una representación más realista de la diversidad en los modelos integrados de ecología terrestre. Otro aspecto fundamental de la ecología al que TRY contribuye es la comprensión de los mecanismos más locales, ya que muestra cómo las plantas afectan los procesos de los ecosistemas y los beneficios que las sociedades obtienen de ellos.

Sandra Díaz, investigadora del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, participa del comité coordinador y señaló que “la base se organizó como una iniciativa cooperativa o comunitaria; se solicitaba a los participantes que contribuyeran con sus datos para el bien de toda la comunidad científica y también se les ofrecían beneficios por su participación, como la estandarización y pulido de sus datos y el derecho de acceder a la información de otros. Al momento de contribuir, los autores deciden qué opciones de accesibilidad quieren tener para sus datos y estas opciones se pueden actualizar a medida que ellos lo decidan. La escala de los desafíos que enfrentamos requiere nuevos modos de hacer ciencia; hacen falta bases de datos y redes de investigadores de una magnitud y grado de integración mayores de los que son familiares a gran parte de la comunidad científica”.

En este sentido, TRY no es sólo un gran repositorio de información sino una iniciativa sin precedentes dentro de la ecología, desde el punto de vista del estilo comunal y global de colaboración.

“Las reglas de acceso a los datos dependen de si los interesados ya han depositado información en la base, del tipo de objetivo y también de las restricciones que ponga cada autor. Pero en todos los casos es totalmente gratuita y el espíritu general es avanzar progresivamente hacia el acceso libre para todos”, explica la investigadora.

La base está alojada en el Instituto Max Planck de Biogeoquímica de Jena, en Alemania. Otras instituciones que lideran la iniciativa son el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), las universidades de París–Sud de Francia, Leipgzig y Macquarie de Australia.

La iniciativa es auspiciada por el Programa Global de la Geosfera y la Biosfera (IGBP) y DIVERSITAS (el Programa Internacional de la Ciencia de la Biodiversidad, del cual participa Argentina) y ha provisto datos de base a unos 70 proyectos de investigación. La contribución de caracteres funcionales de plantas de Argentina y América Latina es coordinada por el Núcleo DiverSus, con el apoyo del Instituto Interamericano sobre el Cambio Global (IAI).

Fuente: Universidad Nacional de Córdoba