Pocas veces las noticias que asoman en la agenda policial de los medios hacen eje en los protagonistas y en su contexto. Incluso, rara vez el periodismo alude a estas personas con un nombre y apellido. Sin embargo, aunque los medios no lo relaten en esos términos, detrás de las informaciones marginales hay historias de vida que merecen ser contadas.

Ayer se conoció el caso de una mujer y su pequeño hijo que cayeron de una barranca sobre la costa del río.

Las fuentes policiales aseguraron que la joven madre estaba alcoholizada y para los medios de comunicación el eje de la noticia se centró en que la mujer escapó de la guardia del hospital de Niños Víctor J. Vilela antes de que le practicaran al bebé las radiografías previstas.

Sin embargo, la mujer que hasta ayer no había hablado con los medios explicó la situación vivida con el menor de sus hijos.

Consultada por el cronista de Radio 2 Pablo Procopio, Sandra, de 27 años y madre de cinco hijos contó que vive en las cercanías del Parque Sunchales, la zona donde se cayó, contó que es cuidacoches en las inmediaciones del bar Davis al lado del Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad y que con esas monedas alimenta a sus chicos.

“Vivo en un túnel viejo que está a punto de caerse y cada tanto se le desmorona un nuevo tramo”, explicó Sandra. Ubicado a la orilla del río Paraná, a la altura de la avenida Arturo Illia y Balcarce, la mujer comparte ese sitio con dos de sus cinco hijos –Cristian de 12 años y Joel de 4 meses con quien ayer rodó hasta el río pero sin provocarse heridas graves– y con otras dos personas que al igual que ella no tienen techo.

Para llegar hasta la improvisada vivienda Sandra y casi todos los habitantes de la zona bajan cada día a través de una soga. Así, se deslizan a costa de provocarse raspones y heridas si calculan mal el movimiento. Claro que a Sandra no le causa justamente gusto vivir así, pero se acostumbró. “Estoy acá porque no tengo otra cosa. Si alguien me ofreciera un traslado a una vivienda más digna no diría que no”, concluyó.