Nació en medio de la guerra pero se hizo para el amor. La muñeca inflable, ese singular “juguete” que supo convertirse en una incondicional compañía para solitarios, insatisfechos o fetichistas, cumple este jueves 65 años.

Y el padre de esta compañera fue nada más y nada menos que Adolf Hitler, según consigna en su portal de Internet el diario español La Voz de Galicia. El dictador alemán la encargó al médico Danes Olen Nauseen durante la Segunda Guerra Mundial, con el propósito de que sus soldados la utilizaran para saciar sus necesidades sexuales y prevenir así el contagio de enfermedades y la degradación de la especie al mezclarse con otras razas.

Como era de esperar, Hitler pidió expresamente que la muñeca esté inspirada en una mujer de raza aria y tenga una figura atlética, ojos azules, pelo rubio y piel blanca.

Sin embargo, en estos 65 años, esta compañera de plástico ha adoptado diferentes formas y colores y también evolucionó su precio, ya que actualmente pueden conseguirse ejemplares que rozan los 75 mil pesos.

Las más caras son las Real Doll hiperrealista, con esqueleto y textura similar a la humana, pelo natural, punto G y capacidad de sudar.