Anoche fue su noche. Manu Ginóbili fue el protagonista de una ceremonia muy emotiva. Unas 18 mil personas se reunieron en el AT&T Center para retirar la camiseta del bahiense. Así, la número 20 ya no podrá ser vestida por ningún basquetbolista de San Antonio Spurs. Durante la celebración, el basquetbolista brindó un sentido discurso.

De acuerdo a lo que publicó el diario La Nación, luego del 116-110 del equipo blanco a Cleveland Cavaliers, Gregg Popovich, Tim Duncan, Fabricio Oberto, el manager general R. C. Buford y Sean Elliott protagonizaron una celebración de 55 minutos de homenaje al primer basquetbolista argentino que llega a los altares individuales de la mejor liga del planeta.

A su turno, Manu compartió algunas palabras. Intercaló tramos en inglés y otros en español y se emocionó en varias oportunidades. "Gracias. Muchas gracias. Es una noche especial. Ponerme un saco y hablar enfrente de ustedes, ya es un logro. ¡Logramos que Tim (Duncan) hablara por cinco o seis minutos! Eso ya es asombroso. ¡No hay nada mejor que podamos hacer!

Ahora, hablando en serio. Debía preparar un discurso, algo, empecé a pensar y me dije: "¿Qué hago acá, enfrente de ustedes? Esto no me puede estar pasando a mí".

Jamás me imaginé llegar a esto, no tenía tantas expectativas. Como lo dije en el video, cuando empecé, yo quería hacer una buena carrera en Europa, y quizás, también, ganar algo con la selección argentina. Y de repente, me desperté y en un abrir y cerrar de ojos estoy rodeado de estas leyendas hablando de mí, gente a la que admiro, a la que respeto y quiero. Es algo que te vuela la cabeza. Estoy muy agradecido y realmente quisiera estrecharles a cada uno de ustedes la mano, darles un abrazo. Aprecio mucho todo esto”.

Me siento muy afortunado. Quiero reconocer de dónde salí y la suerte que tuve en todo mi camino, desde la Argentina. Muchas personas brillaron en mi camino para poder disfrutar. Crecí con dos padres que estaban siempre ahí, presentes, que nos impulsaron a mis hermanos y a mí a seguir nuestros sueños, nuestra pasión de jugar al básquet, y nos dieron todo lo que necesitábamos.

Nací en una ciudad que vive de una manera muy especial y diferente el básquetbol, y eso también ayudó a alimentar mi pasión por el deporte. Es una locura, pero no elegí nacer en ese lugar. Por eso hablo de suerte. Además, a los 20 me estaba jugando en una ciudad de Argentina, y conocí a una persona hermosísima, inteligente, generosa, carismática, joven y divertida, y lo loco es que ella también se enamoró de mi. Ustedes deberían haberme visto cuando tenía 20 años!

El sorteo, el draft, ¿qué sabía yo lo que estaba sucediendo?. Me estaba preparando para otro torneo y me dicen que me eligieron y yo dije: ¿Qué? No puede ser posible. Y me dijeron: sí, es cierto. Y era el puesto 57 del draft, no el 3. Pero eso me hizo cambiar mis objetivos; sabía que iba a depender de mí. Si hacía las cosas bien, iba a estar en el radar e iba a recibir el llamado. Y un tiempo después, ese llamado llegó.

Y esa fue otra parte de mi suerte, terminar en una organización y una ciudad como esta. Sólo tuve que jugar con cartas espectaculares, fue todo lo que tuve que hacer. Es algo maravilloso, porque esto es un deporte colectivo. De individual no tiene nada que ver. Y por eso quiero agradecer porque tuve tiempo de dar las gracias a mucha gente, y qué mejor momento como ahora. Me puedo emocionar, sépanlo. Pero no estoy melancólico. Estoy muy bien con mi decisión de retirarme. Mi momento ya había llegado y ahora quiero disfrutar de mis hijos.

Quiero agradecer a los fanáticos, sin que suene demagogo. Porque llegué acá, a San Antonio, y no sabía nada de esta ciudad. Estaba cargado de dudas e incertidumbre. sin saber cómo ni con quién iba a jugar. Y terminé jugando con (David) Robinson, con Tim (Duncan), ¿y yo qué sabía si ustedes querían o no tenerme? (ovación). Por eso estaré toda la vida agradecido.

(En español) A ustedes: por ahí pueden pensar que no influyeron tanto porque la mayor parte de mi carrera fue lejos de casa. Pero yo sabía de sus esfuerzos para ver el partido aunque terminara a las 3 o 4 de la mañana, y a las 7 sonaba el despertador y se iban a trabajar. Sabía de sus festejos, de sus gritos frente a la tele y los sillones, así que gracias a todos los que están acá y en sus casas. Porque absolutamente todo eso me llegó.

A toda la organización. A los entrenadores, a los coaches de video, la manera en la que cuidaban a mi familia, como si fueran sus familiares. Todo para lograr un clima familiar, donde también la pasamos bien. Coaches y jugadores: debo haber tenido 250 compañeros, los he contado. Aprendí de la gran mayoría de todos los que me rodearon. A todos, gracias por enseñarme. Es muy difícil decir todo lo que quisiera. Pero hay dos grupos a los que quiero referirme. Un grupo es el equipo que comparti en la selección argentina.

(En español, a los integrantes de la Generación Dorada) ¡Qué lindo fue jugar con ustedes! ¡Qué placer! Saber que en cada cancha éramos un puño cerrado. Que si ganábamos la íbamos a pasar muy bien, pero si perdíamos la íbamos a pasar mejor porque nos íbamos a decir cosas invalorables. Por todos esos años y todas esas vivencias, muchas gracias.

El segundo grupo, los Spurs. Qué bueno es poder decir las cosas con solo una mirada. Qué increíble es eso. Fue un honor realmente haberlos conocido y haber compartido tanto tiempo con ustedes (mirando a Duncan, Parker y Poppovich), cientos de partidos juntos. Fue increíble saber que podía mirarlos nada más y ustedes ya sabían lo que necesitaba. Las conversaciones que hemos tenido, los momentos compartidos. Las charlas. Gracias por eso. Gracias también a Patty (Mills), Bobo (Boris Diaw) y Tiago (Splitter), ustedes ayudaron a mantener activo a este abuelo de 40 durante muchos años. Cuando empezó a hacerse difícil irme de gira y dejar a mis hijos y a mi mujer en casa, ustedes hicieron que siguiera siendo divertido e interesante. Los quiero mucho, estoy en deuda.

A vos, Pop (Popovich), sos un loco generoso, sensible, inteligente y que se preocupa por el otro. Sos un tipo singular, pero significás tanto para mí que nunca podrías darte cuenta de cuánto te aprecio, por todo lo que hiciste por mí y mi familia. He aprendido tanto, y ya el básquetbol queda a un lado, pero eso es lo de menos. Lo que aprendí de vos como persona fue muy importante. Gracias de corazón.

(En español) Papá y mamá, donde estén (se quiebra). Creo que es mejor que no los vea. Gracias por darnos todo lo que necesitábamos, darnos la libertad de elegir, aunque mamá al principio no te gustó porque querías un hijo doctor. Papá, siendo un fanático del básquetbol: jamás interferiste en nada con mis compañeros, con entrenadores, clubes, peros siempre te sentí cerca apoyándome y eso vale más que cualquier consejo.

Ustedes tres (a los hijos) no sé si entienden algo de lo que está pasando acá. Vos Dante estás más dormido que otra cosa. No sé si entienden algo, Quiero que sepan que no estoy triste, estoy muy contento. Es un momento muy especial. Y si lloro un poquito es de emoción y no de tristeza. Y lo que hacemos cada día con mamá es por el bien de ustedes.

Y a vos (mirando a su esposa, Marianela), tendría que durar dos o tres horas el evento para agradecerte. Gracias por aguantar mis obligaciones durante 20 años, que la siesta, que la comida, que no puedo salir. Que mañana juego, que ayer jugué, que hoy juego de nuevo. Gracias por bancarte eso y que todo esto sea más fácil y que solo tenga que pensar en jugar. Gracias por bancarte veranos y veranos que tendrían que haber sido nuestro momento familiar, por permitirme que me vaya a jugar muchos veranos con los chicos a Londres, Japon, China, Mar del Plata y vos sintiéndote orgullosa de eso. Gracias porque sé que te robé un montón de tiempo. Gracias por tu compañía, tu amistad, por hacerme quien soy. Por tantas veces relegar tanto de vos para ponerme como prioridad. Sé que estoy muy en deuda, pero tengo 40 o 50 años para retribuirte y haré todo lo que pueda para compensarlo.

Hace meses, cuando anuncié mi retiro, comenté que había sido un viaje impresionante, algo que fue mucho más allá de mis sueños más salvajes. Y lo que digo es completamente cierto. Sinceramente, muchísimas gracias a los que vinieron hasta aquí y a los que están viendo esto desde sus casas, por estar siempre conmigo. Los aprecio y los quiero."

Una fiesta

Manu llegó a las 20.55 al estadio y estaba más que ansioso. Sucede que estaba al tanto de cada paso que compondría la ceremonia y sabía que en el centro del campo se iba a ensayar una mesa redonda en la que participarían Pepe Sánchez, Alejandro Montecchia, Pablo Prigioni, Luis Scola, Fabricio Oberto, Andrés Nocioni y Gabriel Fernández. Ese encuentro tuvo como moderador al periodista Adrián Paenza, amigo de Manu y hombre que supo utilizar al bahiense como tester de varios de los problemas matemáticos que después publicó. Un momento mágico que todos aquí disfrutaron casi tanto como la ceremonia posterior.

Según precisa el sitio Infobae.com, Fabricio Oberto (también campeón en San Antonio) contó cómo lo ayudó Ginóbili cuando le detectaron un problema cardíaco, que lo obligó a alejarse momentáneamente de la actividad. "Cuando me tocó ir un cardiólogo, lo primero que pensé fue en llevar a Manu conmigo, porque sabía que después de la segunda pregunta, me iba a quedar sin preguntas, ¿y quién iba a hacer 15 preguntas? Él. Habló más él con el médico que yo. Soy un agradecido de Manu", dijo, ante la ovación del público.

Luis Scola narró cuando el bahiense se apiadó del ex Ferro tras haber perdido una subasta especial. "Fuimos a la gala a beneficio de su fundación y se subastaba la camiseta que había usado en el All Star. Empecé a pujar mano a mano con otra persona, el precio se había ido alto, y Manu la cortó se lo dio a la otra persona. Me quedé mal, porque quería la camiseta. Dos semanas después me dio una copia".

Alejandro Montecchia bajó a Manu al llano y reveló cuál es su kryptonita: un cortaplumas. "La gente cree que Manu, con esas manos capaces de dar asistencias milimétricas o de agarrar un murciélago volando, es perfecto; pero no es así. Un día, cuando estábamos en Italia, me pide un cortaplumas. Le digo: 'Mirá que es filoso'. Lo agarra y… Se corta el dedo, a los 10 días me lo vuelve a pedir. Le digo: 'Manu, cuidado'. Pero otra vez se cortó y quedó sangrando. Al tiempo me lo volvió a pedir, pero le dije 'no, Manu, te vas a cortar el dedo'", concluyó, divertido.

Pablo Prigioni ofreció una pastilla de la personalidad del escolta. "Manu lideraba de muchas maneras. Hablando, o dando el ejemplo. En un entrenamiento previo a un torneo con la Selección, empezaba la práctica, y Nocioni y Delfino se tenían que pasar la pelota, pero no se entendían y empezaron a pelearse. Se trasladó el enojo al siguiente ejercicio. Manu se cansó y dijo: 'Esto se termina acá, se callan los dos y basta'. Hubo un silencio terrible, ellos agacharon la cabeza. Eso marca el respeto que le teníamos".

Andrés Nocioni fue el encargado de aportar la cuota de humor. "Ustedes lo quieren a Manu porque no lo conocen y no saben cómo se comporta en la habitación. Es un desordenado total, me hizo la vida imposible en Río (Juegos Olímpicos 2016); lo quieren porque no lo tuvieron en la habitación".

Pepe Sánchez y Gabriel Fernández compartieron historia. Y confesaron el apodo oculto que le pusieron a Ginóbili: "el elegido". De hecho, el ex base reveló que Manu se enteró en el mismísimo ATT Center. "En uno de los tantos vuelos, el avión se empieza a mover, turbulencia, se mueve cada vez más. Había miedo, estábamos asustados. En ese momento lo miro a Pepe y le digo: 'Esto se cae'. Y él me dice: 'No Gaby, tranquilo, está Manu en el avión'", detalló Fernández. Sánchez completó: "En la cancha, cuando no sabíamos adónde ir, nos mirábamos y decíamos: 'Está Manu'".

Paenza cerró la mesa redonda con una conclusión que arrancó aplausos del auditorio: "Argentina ha incorporado dos ciudades: Nápoles por Maradona y Barcelona por Messi. Ahora suma a San Antonio, por Manu Ginóbili. Gracias".

Sobre el epílogo del encuentro, Manu se ubicó junto a Tim Duncan y Tony Parker: el "Big Three", otra vez juntos. El homenaje a Ginóbili no podía no terminar en victoria. Hubo una acción clave: el triple de Patty Mills que generó que San Antonio pudiera sacar una luz de 4 puntos sobre Cleveland. El ex escolta, de 41 años, aplaudió de pie a su ex compañero.

Alrededor de 20 minutos después de finalizado el partido, sobre el parquet se alinearon en V 12 sillas y aparecieron los trofeos de los cuatro títulos de la NBA. Se apagaron las luces y comenzó un video-homenaje, con el "olé, olé, olé, olé, Manuuu, Manuuu", de fondo. De un lado se sentaron Sean Elliott, Gregg Popovich, Tony Parker, Fabricio Oberto, Tum Duncan. Del otro, Manu, Manny (Marianela Oroño), su esposa, y sus hijos (Nicola, Dante y Luca).

Elliott ofició de presentador, saludó en inglés y en español ("hola, argentinos") y presentó a Ginóbili como "uno de los mejores jugadores de todos los tiempos".

"Todos fuimos testigos de su grandeza, de su intensidad. Ganó la medalla de oro olímpica y no sé si saben que ganó cuatro anillos de la NBA. Fue el Lionel Messi del básquetbol, un mago", continuó bañándolo en elogios.

Elliott le dio paso a Tony Parker, que dijo que Manu "se merece esta noche". Y se destapó con una broma que sorprendió al público. "Sé que en Argentina muchos decían que no le pasaba la pelota, pero nunca tuvimos un problema. En tal caso era una orden del coach o había que pasársela a Duncan", dijo.

"Yo no me hubiera convertido en el jugador en el que me convertí, si no hubiera estado al lado tuyo, si no me hubieras enseñado a competir. ¿Cuántas superestrellas salen desde la banca? Tu humildad siempre nos sirvió de inspiración. Fue un honor jugar contigo", conmovió Parker.

Luego llegó el turno de Fabricio Oberto, quien contó un momento especial. "El año pasado recibí una semana telefónica suya a las 10 de la mañana. Y terminamos llorando, porque me comunicó que se iba a retirar", narró.

"Me ganas en todo, en el tenis de mesa, las cartas… Es muy difícil ser tu amigo", bromeó el ex pivote de la Selección. "Puedes tomarte las cosas con calma, puedes disfrutar con la familia, gracias por hacerme mejor, gracias por hacernos mejor", cerró Oberto. Manu se paró y lo abrazó.

"Le dije a Duncan, tenemos un jugador que viene, se ha hecho un buen trabajo encontrando este chico, tiene unas condiciones espectaculares, puede jugar. Manu llegó. Tenía lesión en el tobillo, no podía hacer mucho, recibimos a la mitad del jugador. Pero cuando regresó, en una semana, Duncan me dijo, ¿y éste quién es?", repitió Gregg Popovich una anécdota que ya se hizo famosa.

"La Selección que ganó el oro olímpico fue uno de los equipos que mejor vi jugar en mi vida. Y yo era asistente en Estados Unidos, puedo hablar de ello", homenajeó Pop a la Generación Dorada.

"Manu es un ganador, aprendí a callarme y a disfrutar un rebote o un triple. En el equipo que teníamos uno se complementaba con el otro, si no hubiese sido así, no ganábamos los torneos. Y nada hubiese sucedido sin Manu. La decisión más importante en la historia de la franquicia fue cuando él aceptó ser suplente. Lo que más le importa, lo que más lo motiva, son esas 4 personas", señaló el entrenador a su esposa y sus tres hijos.

El último en hablar fue Tim Duncan. Reveló que, por el desconocimiento, le decían "Nanu". Y Timmy D brilló en el micrófono: "Año tras año me divertí contigo, con jugar a tu lado, ver la desesperación de Popovich y quejarse y convencerse de que estabas haciendo las cosas bien. Eras un visionario, veías las cosas antes de que sucedieran".