Con el regreso de Marcelo Tinelli y su humor político a la pantalla chica, ese mismo que para algunos propició la caída de Fernando De la Rúa en 2001 y ahora le vale al conductor de Showmatch picos de raiting nada desdeñables, Santiago Varela, guionista de Tato Bores, opinó sobre el cambio del género con el correr del tiempo, su influencia y el rol de los medios. Señaló que Tinelli, a diferencia de Tato, actúa con una lógica de “operador político”.
“A Tato se lo tomaba como un humorista, en cambio a Tinelli como a alguien que puede operar políticamente”, dijo Varela en contacto con A Diario, el programa que conduce Alberto Lotuf por Radio 2.
La semana pasada, se inauguró oficialmente el segmento de humor político en Showmatch con el “Gran Bailando”, la nueva versión del “Gran Cuñado”. El primero en debutar ante las cámaras fue Freddy Villarreal personificado como el gobernador bonaerense y aspirante a la presidencia, Daniel Scioli; le siguió este martes José María Listorti como el jefe de Gabinete Jorge Capitanich y aquí los golpes al gobierno no faltaron.
Ya en su apertura, Tinelli se había referido con sorna al regreso del humor político, al Gran Cuñado del 2001 y al más actual entredicho que protagonizó con la administración de Cristina Kirchner en torno al Fútbol para Todos.
“El humor a veces es un poquito irreverente, pero hay que ver si detrás de eso hay buena o mala leche”, evaluó Varela quien señaló que desde el lado de la política siempre se miró con cierto recelo al género.
En tal sentido, recordó cuando en 1987 Tato no pudo volver a la televisión pública porque era un año electoral y el gobierno de Raúl Alfonsín “le puso todos los palos en la rueda para que no saliera”.
Sin embargo, señaló que ello no melló la relación entre el actor y el presidente, a quien de hecho recibió en su programa y compartió los famosos tallarines. Así, Varela destacó que el discurso de Tato estaba libre de operaciones aunque reconoció que no era tan influyente.
Esto se lo atribuyó a la mayor penetración de la televisión en la actualidad. Advirtió, entonces que el humor de Tinelli puede influir en las opiniones de los ciudadanos, pero en menor medida que los medios de comunicación lo hacen en general. El escritor sostuvo que, actualmente, los medios se manejan como partidos políticos, luchan por cuotas de poder.
“No creo que el humor pueda bajar un presidente pero los medios sí, en general todo suma para un lado o para el otro”, concluyó.
“A Tato se lo tomaba como un humorista, en cambio a Tinelli como a alguien que puede operar políticamente”, dijo Varela en contacto con A Diario, el programa que conduce Alberto Lotuf por Radio 2.
La semana pasada, se inauguró oficialmente el segmento de humor político en Showmatch con el “Gran Bailando”, la nueva versión del “Gran Cuñado”. El primero en debutar ante las cámaras fue Freddy Villarreal personificado como el gobernador bonaerense y aspirante a la presidencia, Daniel Scioli; le siguió este martes José María Listorti como el jefe de Gabinete Jorge Capitanich y aquí los golpes al gobierno no faltaron.
Ya en su apertura, Tinelli se había referido con sorna al regreso del humor político, al Gran Cuñado del 2001 y al más actual entredicho que protagonizó con la administración de Cristina Kirchner en torno al Fútbol para Todos.
“El humor a veces es un poquito irreverente, pero hay que ver si detrás de eso hay buena o mala leche”, evaluó Varela quien señaló que desde el lado de la política siempre se miró con cierto recelo al género.
En tal sentido, recordó cuando en 1987 Tato no pudo volver a la televisión pública porque era un año electoral y el gobierno de Raúl Alfonsín “le puso todos los palos en la rueda para que no saliera”.
Sin embargo, señaló que ello no melló la relación entre el actor y el presidente, a quien de hecho recibió en su programa y compartió los famosos tallarines. Así, Varela destacó que el discurso de Tato estaba libre de operaciones aunque reconoció que no era tan influyente.
Esto se lo atribuyó a la mayor penetración de la televisión en la actualidad. Advirtió, entonces que el humor de Tinelli puede influir en las opiniones de los ciudadanos, pero en menor medida que los medios de comunicación lo hacen en general. El escritor sostuvo que, actualmente, los medios se manejan como partidos políticos, luchan por cuotas de poder.
“No creo que el humor pueda bajar un presidente pero los medios sí, en general todo suma para un lado o para el otro”, concluyó.