Con una fuerza policial en crisis y una situación de inseguridad que parece incontrolable, el ex ministro de Seguridad santafesino Leandro Corti se hizo eco de las palabras del procurador general de la provincia, Jorge Barraguirre, quien llamó la atención sobre “un problema político de conducción” de la fuerza de seguridad. “La policía no puede trazar la política criminal del Estado”, coincidió el ex funcionario y sostuvo que hay que llevar a cabo “medidas ejemplificadoras y no tener miedo a darlas a conocer”.
Corti, que dejó la cartera a mediados de 2012 porque se sintió desautorizado cuando el gobernador Antonio Bonfatti decidió aceptar que Patronato de Paraná y Central jugaran en Santa Fe, no era un funcionario más; había reactivado un área por demás de sensible. Lejos de aceptar el discurso que indicaba que la inseguridad era “una sensación”, el ex ministro y ahora asesor del diputado provincial Maximiliano Pullaro comandó una purga dentro de la fuerza que renovó –entre otras medidas– las cúpulas de alrededor de 70 comisarías santafesinas.
En diálogo con Radiópolis, el programa que conduce Roberto Caferra por Radio 2, recordó aquellos tiempos como una etapa para generar “condiciones" para un posterior proceso de modificación más abarcativo. Reforma que, a su entender, parece querer emprender ahora Barraguirre a través de sus fiscales.
Corti, que escuchó con atención la conferencia del procurador durante el lanzamiento de GPS, el espacio de estudio que promovió Pullaro, señaló la necesidad de recuperar la gobernabilidad política sobre la policía e indicó que la única manera de hacerlo es con medidas de carácter “ejemplificador” –como las que él mismo en su momento impulsó– y “sin tener miedo a darlas a conocer”. Pero para ello –advirtió– hay que "reforzar la autoridad política".
Así, apuntó que existe una fractura dentro de la fuerza, donde coexisten oficiales de bien con “bolsones con gran capacidad operativa y manejo territorial enlazados con algunos sectores de la criminalidad organizada sujetos al poder político”.
Como ejemplo de esta fractura recordó las escuchas que trascendieron a principios de año respecto de la revuelta policial de diciembre. En su opinión, el tenor de esa evidencia da cuenta de “maniobras deliberadas (dentro de la policía) para boicotear la seguridad”.