La muerte del ex dictador Augusto Pinochet desnudó las profundas diferencias que existen al interior del pueblo chileno. Apenas se conoció la noticia del fallecimiento aparecieron las voces disidentes con respecto al rol que jugó al frente del gobierno de facto que duró 17 años. 

Desde que se hizo públuco el comunicado sobre el deceso de Pinochet, los partidarios y seguidores del ex dictador se reunieron afuera del Hospital Militar en el que murió tras una internación que comenzó hace una semana como consecuencia de un infarto de miocardio. En poco más de una hora, ya eran alrededor de dos mil los simpatizantes de Pinochet.

Llanto, dolor y tristeza son los sentimientos que inundan la cara de los seguidores que en el ingreso del centro de salud entonaron el himno chileno y reclamaron que bajaran a media asta la bandera de la institución en señal de luto. Hubo momentos de tensión, detrás de la valla que frenaba el ingreso de los adherentes y debió reforzarse el cordón policial con miembros de gendarmería que también liberaron la circulación del tránsito.

Los que lloran al ex dictador piden que se lo despida con honores de ex presidente, reclaman un duelo nacional y en las primeras horas de conocerse la noticia se mostraron agresivos con la prensa local y extranjera. 

Del otro lado de los pinochetistas, comenzaron a reunirse los opositores al ex dictador. Poco a poco fue reuniéndose la gente con cánticos y bocinazos para celebrar la muerte del ex gobernante.