La celebración del Jubileo de Diamante alcanzó su clímax este domingo con el comienzo de la majestuosa procesión de un millar de barcos encabezada por la reina Isabel II, que pese al mal tiempo reinante congregó en Londres a cientos de miles de personas en las orillas del Támesis.

El desfile, que celebra las seis décadas de reinado de la soberana y la arraigada tradición marítima del Reino Unido, es el mayor espectáculo náutico organizado en esta capital en casi 350 años.

Aprovechando una tregua de la lluvia, la soberana, de 86 años, embarcó bajo las aclamaciones en la gran Barcaza Real, anclada cerca del parque de Battersea, con la que bajó el río, protegida de la intemperie por un baldaquín.

La reina lucía un abrigo blanco adornado con topos oro, plata y marfil y cristales Swarovski, creado por su diseñadora personal Angela Kelly, para que el público pueda verla bien en la barca decorada en tonos rojo, oro y morado.

Le acompañaban su esposo Felipe, de 90 años, su hijo Carlos con su mujer Camila y sus nietos Enrique y Guillermo, acompañado de su popular esposa Catalina, con un rutilante vestido rojo de la casa Alexander McQueen.

A pesar de una temperatura casi invernal y de la lluvia que se abatió durante las últimas horas sobre la capital, el ambiente era festivo entre los cientos de miles de británicos y turistas que se congregaron a ambas orillas del río y en algunos puentes para presenciar este homenaje a su soberana.