El gobierno francés se mostró muy crítico con la ofensiva israelí a El Líbano, que calificó de "acción de guerra desproporcionada", al tiempo que apoyó la iniciativa de Beirut de reunir lo más rápido posible al Consejo de Seguridad. Según el jefe de la diplomacia francesa, Philippe Douste-Blazy, ahora se corre "el riesgo" de que el Líbano vuelva a "los peores años de la guerra con la salida de miles de libaneses que van a querer huir cuando estaban reconstruyendo su país".

 

En la misma línea, el portavoz del ministerio ruso de Exteriores, Mijaíl Kaminin, afirmó que "no se pueden entender ni justificar" las acciones de Israel contra las infraestructuras civiles en Líbano y los territorios palestinos. Como Douste-Blazy, Kaminin tachó de "desproporcionado" el uso de la fuerza por Israel, que causa sufrimiento a la población civil.

 

Desde Alemania, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, responsabilizó a Hezbollah de la violencia que vive hoy Líbano. En una rueda de prensa junto a la canciller alemana, Angela Merkel, Bush declaró que "cuando la paz avanza, a veces conviene a los terroristas impedirlo, y esto es lo que ha pasado en esta ocasión", pero aunque Hezbollah "no quiere la paz", Estados Unidos y Alemania están decididos a "hacer lo que sea necesario para lograrla".