Las Islas Seychelles, un archipiélago de 115 islas, se desprendieron de la gran masa de tierra hace 75 millones de años para ubicarse en un enclave privilegiado en el océano Índico, al noroeste de Madagascar.

Un lugar donde la bondad de la naturaleza ha sido conservada y protegida en todas sus formas, como la rana más pequeña del mundo, el arbol Jellyfish, el Coco de Mer y Aldabra, el más grande atolón coralino. Casi la mitad de su superficie está protegida como reserva natural, y Aldabra y el Valle de Mai han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Habitadas desde hace doscientos cincuenta años, aún conservan su belleza primitiva de vegetación exuberante, colinas y bloques graníticos.

Allí todavía se pueden seguir las huellas de los antiguos marineros y sentir lo mismo que los primeros exploradores, descubriendo ejemplares desconocidos de su espectacular flora y fauna. Sorprenderse con los valles salpicados de orquídeas, tortugas que parecen las protagonistas de una película sobre animales prehistóricos, todo enmarcado por la inmensidad del mar turquesa.

El archipiélago se independizó  de Inglaterra en 1976 constituyendo una república autónoma. Las islas más grandes son Mahe, Praslin y La Digue, y St. Anne National Park’s Island, pequeño archipiélago interno formado por las islas Long Beacon, Round, Cerf, Moyenne y St. Anne.

Pero las actividades que ofrecen no sólo giran alrededor de la naturaleza y los deportes, como golf, cabalgatas, buceo, trekking, pesca, windsurf o navegación a vela. Los artistas abren sus estudios para que los visitantes puedan apreciar sus obras, hay museos donde recorrer la historia del archipiélago, monumentos, catedrales, casinos, en fin, recorridos para todos los gustos. Su gastronomía está signada por la influencia creole, imposible volver sin haber probado sus platos tradicionales

Mahe es la isla más extensa y donde se encuentra Victoria, la capital del país. Las playas de arenas blancas bañadas de aguas cristalinas son extensas y están rodeadas de formaciones coralinas. En ella se dan cita la mayoría de las actividades culturales, el Museo Nacional, gran cantidad de galerías de arte, las mansiones coloniales de  la viejas plantaciones, el Parque Nacional Morne Sechellois con una vista panorámica que los lugareños dicen que es la mejor del mundo.

Praslin es la segunda en importancia, se llega en bote o por avión desde Mahe. Dicen que cuando arribaron los primeros europeos pensaron que estaban en el Edén, así de bella es esta pequeña isla. Una de sus rarezas, crece sólo ahí, es el “coco de mar” poderoso afrodisíaco que tiene forma de pelvis de mujer.

En tanto, La Digue, fue durante mucho tiempo una de las más importantes proveedoras de vainas de vainilla, sus antiguas plantaciones pueden recorrerse con uno de los medios de trasporte tradicionales del lugar, carros tirados por búfalos; eso cuando no se elige disfrutar de sus playas desiertas cuya belleza es un de las más fotografiadas del mundo.

Piratas, tesoros escondidos y fantasmas, nada falta en este rincón paradisíaco del planeta. 

Verdaderamente, las Islas Seychelles son un santuario, no solo para algunas de las formas de vida más extrañas de la tierra sino también para los modernos viajeros cansados de la monotonía de las vacaciones en otros lugares.

De entre todas estas apartadas islas, al viajero le espera una experiencia de una vida que se reafirma en la armonía y la calurosa bienvenida de la sociedad multiétnica de Seychelles que aún vive unida a sus raíces.

Con un conjunto de hoteles de lujo con un nivel de servicio y un confort difícil de igualar, junto con un creciente número de pequeños hoteles más asequibles, guest houses y selft catering donde no solo el sabor de la fina cocina sino también el auténtico estilo de vida criolla le invitan a embarcar en un viaje que nunca olvidará.

Un viaje que le ofrecerá  extraordinarias experiencias para una estancia romántica, donde poder practicar el submarinismo, la pesca, la vela o hacer trekking así como la oportunidad de convertirse en una parte de la vibrante cultura criolla.