Este viernes a las 21, Valeria Lynch regresa a City Center Rosario, Av. Circunvalación y Bv. Oroño, para presentar Valeria...Vale, un espectáculo que repasa los clásicos de su extensa carrera e incluye un homenaje a Estela Raval con la presencia de Los Latinos, grupo que acompañó a la desaparecida vocalista.
“Visualmente es un show muy arriba, con cambios de ropa, con iluminación de avanzada y la presencia de Los Latinos que resulta una de las partes más emotivas del espectáculo”, adelanta Valeria Lynch, en diálogo con Rosario3.com.
“Rosario es para mí una ciudad que me sigue dando un lugar de privilegio. Yo empecé ahí en un lugar que se llamaba Aureliano y con el querido Pepe Grimolizzi. Por entonces tratábamos de buscar gente para que vea el espectáculo. Hasta que una vez, Pepe me dice «hagamos un Auditorio Fundación» y la verdad es que no podíamos parar de hacer recitales”, reseña la cantante, para dar cuenta del vínculo que la une al público de la ciudad.
Al ser consultada sobre la convocatoria a Los Latinos, Lynch explica que la propuesta llegó de la mano del productor - y músico- Pinky Rubano
"Es un tributo, un homenaje a la gran artista que fue Estela Raval. Imaginate que algunos de ellos (Los Latinos) la acompañaron más de cincuenta años. Y es un momento muy emotivo porque, además de cantar con ellos en una parte del show, en una pantalla aparece Estela y lo hacemos a dúo”, comenta Valeria.
—¿Qué pesa más a la hora de elegir el repertorio: las canciones que más te gustan o las que más piden?
—Me matan si no hago los clásicos (risas). Además, la gente tiene una historia con esas canciones. Para el año pasado hice una especie de compulsa popular a partir de las redes sociales. Y salieron un montón de canciones que hacía mucho tiempo que no cantaba, a las que le sumamos otros clásicos. En realidad, lo más difícil no es qué tema pongo sino qué tema saco (risas, otra vez)
—¿Y cómo conciliás el hecho de que te sigan personas de distintas edades?
—Tengo un público muy heterogéneo: chicos jóvenes, familias, gente mayor. Las canciones que no puedo dejar de hacer son las que se quedaron en el corazón de la gente y para ellos son un estreno. Así que, desde ese lugar, las canto. Claro que no todas me gustan. Cuando hay tantas canciones en cada show, y muchas de ellas las cantás muchas veces, es imposible no quererlas. Me parece que como artista uno tiene que dar toda esa data, esa información, pero también el sentimiento en todo lo que hacés.
—No sólo de virtuosismo se trata
—El cantante es un actor, que tiene que actuar una historia de cuatro minutos. Tiene que interpretarla, aunque no sea tuya. Mucha gente me pregunta «a quién le dedicaste “Mentira”» y yo respondo «a nadie», porque no la compuse yo (risas). Pero son canciones que cuentan historias que suelen pasar y que no escapan al común de la gente.
—Y ya que estamos en tren de hablar de temas, ¿Hay alguno que no te guste?
—Hay una canción que mucho no me copa, pero no te voy a decir cuál es porque la gente me mata. Pero la hago.
—¿Cuál es el balance que hacés de tu participación en Cantando por un sueño?
—Que sea un programa federal te da la posibilidad de encontrar mucha gente talentosa que por ahí se postergó, o fue por otro camino, y no pudo desarrollar ese talento. Y te sorprende la cantidad de gente talentosa que hay, y más todavía si pensás en que muchos de ellos se quedaron en el camino. Y, además es muy emotivo conocer esas historias de vida. En mi caso, como persona, me dio la oportunidad de ser más tangible, que la gente nos descubra en una faceta diferente, con la emoción a flor de piel. Muchos me dicen «eh, pero lloran siempre», pero uno está con la sensibilidad ahí. Creo que conocer todas esas historias nos humanizó.