Pedro Robledo

"Agradezco a Lito esto, porque siempre quise cantar música de cámara y nunca lo pude hacer", dijo Jairo.

"Así como mis colegas de la música popular con la ópera, yo también hoy me doy el gusto de cantar un tango", sumó Darío Volonté.

Con este espíritu común, tuvo lugar la puesta de "El ángel de la música", el evento artístico preparado con la intención de utilizar la música para alcanzar la paz y la armonía universal.

Lito Vitale coordinó y dirigió el contenido de la muestra, que comenzó con "O fortuna", obra incluida en "Carmina Burana", del compositor alemán Carl Orff.

En una especie de remake de "Ese amigo del alma", Vitale fue invitando a los sucesivos cantantes, quienes abordaron repertorios diversos.

Sandra Mihanovich, en sus tres temas, transitó por géneros tan disímiles como el jazz ("Summertime", de Gershwin), la canción ciudadana ("Honrar la vida", de Eladia Blázquez) y la canción francesa (Aprés un Réve, de Gabriel Fauré).

Horacio Fontova ofreció buenas versiones de dos canciones napolitanas muy populares: "Torna a Surriento"(Ernesto y Gian Battista De Curti) y "O sole mío" (Giovanni Capurro y Eduardo di Capua), y una también muy lograda interpretación de "La nochera" (zamba de Ernesto Cabeza y Jaime Dávalos).

Luego llegaría el turno de Franco Luciani, el notable armoniquista rosarino. En uno de los momentos de mayor intensidad musical, Luciani y Vitale entregaron "Aria Suite Nº 3" (Bach) y "Oblivión" (Piazzolla).

La calidad artística en el escenario y el interés del público no mermaban.

Jairo, otra voz relevante de la música popular argentina, llegó a escena para darse el gusto de cantar una obra de cámara ("Dark sei Dir Herr", de Händel), y dos clásicos de su repertorio: "Ave María" (Schubert) y "Milonga del trovador" (Piazzolla-Borges).

Hasta aquí, Lito Vitale había completado la nómina de invitados del ámbito de la música popular. Y vendrían de inmediato los elegidos de la lírica.

El tenor porteño Darío Volonté y su esposa, la mezzo soprano francesa de origen yugoslavo Vera Cirkovic, abordaron canciones alejadas de sus repertorios habituales.

Volonté cantó ""Non ti scordar di me" (De Curtis), "No puede ser" (Sorozábal), "El día que me quieras" (Gardel-Lepera) y "Canción a la bandera" (de la ópera "Aurora", de Héctor Panizza).

En el discurso, el tenor se lamenta de las distancias creadas entre lo clásico y lo popular, recordando que "la ópera nació en plazas y en cantinas". Y previo a interpretar el fragmento de "Aurora", manifiesta que "pocos saben que esta canción es un aria de ópera. Me lo dijo una profesora en Inglaterra. Se adaptó, se bajó de tonalidad, para que la pudieran cantar los chicos en las escuelas."

A este tema Darío Volonté le imprime un sentimiento especial, muy personal, que tiene que ver con su experiencia de ex-combatiente de Malvinas y, además, sobreviviente del hundimiento del Crucero Manuel Belgrano.

Vera Cirkovic aportó "Habanera" (de la ópera "Carmen", de Georges Bizet) y "La vie en Rose" (Guglielmi-Piaf).

Para el cierre, a modo de bis, todos los artistas de la noche, suman sus voces al piano de Lito, para entonar el Himno Nacional Argentino junto al público. En la intro del mismo, para destacar, el dueto Vitale-Luciani.

Moreno Condis, la productora del evento, que está festejando 45 años, cumplió con el objetivo de unir artistas de ambas vertientes y demostrar que en el arte las fronteras se diluyen.