El Apertura 2005 acabó en manos de Boca, que con una cosecha de 40 puntos le sacó 3 a Gimnasia de La Plata y se quedó con el título en la fecha final. El escenario de la vuelta olímpica xeneize fue el estadio Roberto Carminatti de Bahía Blanca, donde derrotó 2 a 1 a Olimpo y le sacó máximo provecho al notable declive del Lobo platense en las jornadas decisivas, a las que había llegado como máximo candidato. Newell´s hizo una campaña floja: culminó decimosexto con 20 unidades.
Tres de esos veinte puntos los consiguió la Lepra en la fecha 17 y en el séptimo partido de Nery Pumpido al frente del equipo: fue ante Argentinos Juniors, 3 a 0 en Coloso del parque de la Independencia, encuentro cuyas imágenes más importantes repasamos en esta nota a propósito del cruce que van a sostener rojinegros y bichos este domingo a las 18.40 en La Paternal. Los goles del triunfo rosarino fueron obra de Adrián Lucero, en dos ocasiones, y Hugo Colace.
Fue una tarde brillante de Ariel Ortega la de ese domingo 27 de noviembre de 2005. El conjunto local, comandado por el uruguayo Gregorio Pérez, casi no inquietó a su rival, que manejó las acciones y construyó, desde la solidez del mediocampo, un dominio que se prolongó durante los noventa minutos. El Burrito fue el abanderado del fútbol leproso y el artífice de las tres conquistas de la goleada, dos de las cuales llegaron en el primer tiempo: en ambos casos definió Adrián Lucero (debutando en la red en la máxima categoría), primero con una palomita tras centro del jujeño, después aprovechando una mala salida de Pontiroli ante un envío largo del propio Ortega.
Si alguien imaginó que Argentinos iba a reaccionar en la segunda mitad del partido, se equivocó. Sin fortalezas y con pocas ideas, el visitante no mostró resistencia. Estaba groggy, como esos boxeadores que tras el primer golpe no logran levantar jamás los puños. Entonces, este panorama no podía ser mejor para Ortega, que manejaba la pelota y guiaba cada movimiento del ganador. A los 12 minutos del complemento, tras un precisa y excelente habilitación de Ortega, Hugo Colace (no gritó su gol por su pasado en el Bicho) cruzó un derechazo que Pontiroli no logró desviar y sentenció la historia. El triunfo ya estaba asegurado; en realidad, nunca corrió peligro.
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