Las experiencias de leyes de mecenazgo son relativamente nuevas en la Argentina a diferencia de Europa donde existe mayor tradición en el tema. En el ámbito nacional, se aprobó en el año 2001 una ley presentada por el entonces diputado radical, Luis Brandoni. Debido a las críticas que recibió por parte de la gente de la cultura, finalmente la ley nacional de mecenazgo fue vetada por el presidente Duhalde en 2002.

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aprobó a fines del año pasado "la ley de mecenazgo porteña" destinada a estimular e incentivar la participación privada en el financiamiento de proyectos de interés público.

De acuerdo al texto porteño “los contribuyentes que se encuentren al día con sus obligaciones fiscales, podrán derivar a un proyecto cultural una parte proporcional del impuesto a los ingresos brutos, para destinarlo a financiar la investigación, la capacitación, la difusión, la creación y la producción de diferentes actividades del arte y de la cultura”.

Las posibilidades abarcan desde teatro, mímica, danzas, música, letras, poesía, narrativa, artes audiovisuales, patrimonio cultural, diseño, arte digital, radio o televisión, hasta sitios de Internet con contenidos artísticos y culturales. El régimen es tan amplio que también incluye las murgas.

El resto del mundo

En el resto del mundo hay casos muy positivos de la aplicación de la ley de mecenazgo. Los más destacados son Brasil, Francia y España.

En Brasil, luego de la sanción de la ley se llevó el monto de los aportes en cultura de 14 millones a 270 millones entre 1994 y 1998. Sólo en el año 1999, el patrocinio alcanzó los 125 millones y se calcula que por cada millón invertido se crearon 160 empleos.

En Chile, en el año 1993 el aporte de las empresas al arte, mediante la Ley de Donaciones y otras franquicias tributarias, se incremento en un 285%, pasando de 3 mil millones de pesos a 8 mil millones pesos, en sólo 6 años.

Francia dispone desde 2004 del sistema fiscal más beneficioso en Europa para el mecenazgo empresarial y comercial, lo que ha contribuido a la creación de 27 fundaciones empresariales en el último año, que se suman a la 156 que ya existían. En el año 2002 las empresas francesas invirtieron en mecenazgo 343 millones de euros, de los cuales 95 millones de euros se destinaron a fines culturales, lo que situó a este país en cuarto lugar en este ámbito, por detrás de Alemania, Reino Unido e Italia.

Con la entrada en vigor en 2004 de la ley de mecenazgo aprobada 1 de agosto de 2003, las contribuciones al mecenazgo realizadas por las empresas galas, no sólo dan derecho a deducciones fiscales, sino también a una reducción directa del montante de los impuestos, que puede ascender a un 60% de la cantidad donada, con un tope del 0,5% de la cifra de negocios. Antes de la aprobación de la mencionada ley, la deducción máxima era del 0, 25% de los ingresos.

Actualmente Francia y España son los dos únicos países de Europa que se benefician de una reducción de los impuestos por este motivo. La situación en la Unión Europea varía de unos países a otros.

En España el mecenazgo empresarial atraviesa un buen momento desde la reforma en diciembre de 2002 de la ley de fundaciones. Así las grandes empresas se han comprometido a través de sus fundaciones con la actividad artística y cultural. Ello ha sido consecuencia de la reforma fiscal del sector, cuyo objetivo era mejorar la transparencia y evitar el fraude. Las empresas españolas pueden deducir hasta un 25% del impuesto de la renta y un 35% del impuesto de sociedades.