De acuerdo con las clasificaciones internacionales de la cefalea, la migraña y los dolores de cabeza tensionales constituyen el 70% de las afecciones en la infancia, lo que revela la importancia de que se logre un diagnóstico más eficaz y oportuno. Entre el 1 y el 4% de los niños de todo el mundo la padecen, sola o acompañada de alteraciones auditivas, visuales, motrices, mareos y vómitos.  Otra de sus manifestaciones tiene que ver con los trastornos del s ueño y la alteración de la conducta (irritabilidad).

 

Estos síntomas impactan en gran medida la calidad de vida de los chicos, les impide jugar y aprender en la escuela, además de incapacitarlos para socializar; entre 18% y 28% de los casos no se diagnostican adecuadamente.

 

El problema del diagnóstico infantil radica en que, a diferencia del adulto, el niño no puede describir con precisión la zona, la duración y las características del dolor, por lo que hay valerse de técnicas y estrategias didácticas como los dibujos, las expresiones en las caritas y juegos comparativos para llegar a un buen diagnóstico.

 

El pediatra es otro factor importante de observación y descripción de las crisis dolorosas, sus características y de todos los factores que las acompañan antes y después. También se deben analizar trastornos del ritmo del sueño, estrés y conflictos conductuales, entre otros elementos de la historia clínica.

 

La migraña afecta más a las mujeres que a los hombres debido a que ellas tienen más actividad hormonal, de manera que después de la primera menstruación es más frecuente en ellas  (6%) que en los varones (3.5%). Sin embargo, el factor genético es muy importante, ya que hasta 80% de los niños con estos problemas tiene antecedentes familiares de migraña.

 

En general las migrañas se dividen en: sin aura o con aura. Las primeras son aquéllas en que los episodios de dolor no están precedidos por otros síntomas y donde además estos dolores no son adjudicables a otra causa. Por el contrario, las migrañas con aura son precedidas por una sintomatología.

 

Existen factores, entre ellos la ingesta de alimentos como chocolate, frutos secos cafeína, queso, cítricos, leche, alcohol y conservas.


Fuente: El siglo.mx