Los 33 grados de temperatura que alcanzó el termómetro este sábado y los pronósticos, que hablaban de mal tiempo recién para el día siguiente, invitaron a que los rosarinos disfruten de un autentico día de verano entre río y pileta.

Pero al promediar la tarde, indiferentes a todo, un manto de nubes y fuertes ráfagas de viento ganaron la escena en una jornada en la que reinaba el sol, y la fiesta terminó.

Como ya es común en la ciudad desde la fuerte pedrea de noviembre último, los que estaban fuera de casa corrieron a refugiarse y en pocos minutos no quedó casi nadie en las calles.

Sin embargo, todo pareció una falsa alarma cuando en el transcurso de una hora no había caído ni una gota, mas allá de que en esos 60 minutos la temperatura descendió de 33 a 24 grados.

Hasta ese entonces, febrero, que se anticipaba como "el mes del infierno", empezaba a cumplir ese pronóstico. El viernes se superó los 34 grados y lo mismo ocurrió este sábado, cuando la sensación térmica alcanzó los 35.

Según explica el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), este fin de semana llegó una ola de calor, que en principio duraría hasta el martes, aunque desde el domingo a la tarde estará matizada con lluvias.

El agua, sin embargo, no aplacaría las altas temperaturas de hasta 37 grados. Según el SMN, la máxima que se espera para el martes es de 35 grados (y con tormenta).

A partir de ese día, empezarán a llegar las primeras corrientes más frescas desde el sur, y algo de frío llegará a la ciudad y la región.