La experiencia sensoriomotora por sí sola es capaz de generar asociaciones conceptuales abstractas. Esa es la conclusión de diversos estudios recopilados por el profesor Julio Santiago de Torres, del departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada (UGR).

Uno de los últimos trabajos realizados sobre este asunto ha corrido a cargo del investigador Daniel Casasanto (Universidad de Stanford), quien ha descubierto que los zurdos tienden a asociar la izquierda con lo bueno y agradable, y la derecha con lo malo y desagradable, en contra del enorme poder del contexto cultural en que habitan y el lenguaje que utilizan.

En uno de sus experimentos, Casasanto presentó a sus participantes un diagrama que representa a un personaje que va a hacer una visita al zoo, y al que le encantan las cebras y cree que son buenas, pero le disgustan los pandas y piensa que son malos. El participante debía dibujar una cebra en el recuadro que representara las cosas buenas y un panda en el que representara las cosas malas.

Los diestros, mayoritariamente, localizaron las cosas buenas en el recuadro de la derecha, mientras que los zurdos las situaron a la izquierda. Curiosamente, sólo el 14% de los participantes pensó que su elección tenía que ver con cuál era su mano dominante.

Seguidamente, para ver si la localización izquierda o derecha era capaz de afectar valoraciones en dimensiones de personalidad abstractas, pidió a otro grupo de participantes que valoraran pares de objetos representados en otro dibujo, indicando cuál de los dos parece más inteligente, más honesto, más atractivo y más feliz. Y en un experimento final, se les pidió valorar qué candidato elegirían para un trabajo, o qué producto comprarían en una tienda.

En todas las tareas, los diestros tendieron a valorar mejor al objeto de la derecha, mientras los zurdos favorecieron al de la izquierda. Por lo tanto, apunta el profesor de la UGR, “estos resultados demuestran que las experiencias sensoriomotoras, en este caso la mayor facilidad y fluidez de interacción con uno u otro lado del espacio, son suficientes para generar asociaciones estables entre dimensiones concretas como el espacio y conceptos de un alto grado de abstracción, como la bondad, inteligencia u honestidad”.

Estos datos aportan una de las primeras demostraciones claras de que la experiencia sensorio-motora puede ejercer una poderosa influencia sobre la conceptualización de incluso nuestras ideas más abstractas.

Fuente: Universidad de Granada – España