Con acusaciones cruzadas de irregularidades e intentos de desacreditación por parte de ambos candidatos, este domingo cerraron las disputadas elecciones presidenciales egipcias, cuya población volvió a las urnas durante el fin de semana tras la caída del régimen de Osni Mubarak.

Tanto el islamista Mohamed Mursi, aspirante de los Hermanos Musulmanes, como el militar retirado Ahmed Shafiq, se presentan a si mismos como los ganadores de estos históricos comicios, que se celebran dentro de una gran incertidumbre por la falta de Parlamento y Constitución en el país.

Los seguidores de Mursi volvieron a insistir en que votar por Shafiq significa el regreso del antiguo régimen de Mubarak, del que este fue el último primer ministro, señaló la agencia EFE.

Por su parte, los partidarios de Shafiq alientan el miedo a la transformación de Egipto en un estado religioso si gana Mursi.

"Estamos muy seguros de que Ahmed Shafiq va a ser el nuevo presidente de Egipto, creo que con un buen margen de 2 ó 3 millones de votos", dijo a Efe el jefe de prensa del exgeneral, Ahmed Sarhan, quien destacó la necesidad de "proteger la naturaleza civil de Egipto".

Sarhan, que transmitió en todo momento confianza en la victoria de su candidato, señaló que "la revolución pedía libertad y justicia social, y no un Estado islamista".

Mientras, uno de los representantes de Mursi, Ahmed Deif, insistió en que su candidato es "favorito" y puso en duda la validez de los comicios si gana Shafiq, ante los intentos de los remanentes del antiguo régimen de "jugar sucio".

En declaraciones a los periodistas en la sede de la campaña, Deif denunció una estrategia de difamación contra los Hermanos Musulmanes para cargarles con el estigma de las irregularidades, como las que antes cometía el disuelto partido de Mubarak.

La campaña de Shafiq denunció que llegaron de la imprenta papeletas electorales ya marcadas con el nombre de Mursi, algo en lo que los Hermanos Musulmanes rechazaron tener cualquier responsabilidad.

Asimismo, ambos contrincantes se acusaron de continuar con la campaña electoral frente a los centros de votación y de tratar de influir en las personas indecisas o analfabetas, irregularidades confirmadas por el presidente de la Comisión Electoral, Faruq Sultán.

Sultán informó en una rueda de prensa de que fueron detenidos tres empleados de colegios electorales por marcar papeletas a favor de un candidato, así como algunos representantes de los aspirantes por instigar al voto.

También fueron arrestados tres hombres en El Cairo que hacían campaña por uno de los candidatos y que portaban material informático con información sobre los votantes de la zona y vídeos de entrenamientos militares en países extranjeros.

Los Hermanos Musulmanes emitieron poco después un comunicado en el que desmentían tajantemente su vinculación con los detenidos.

En medio de esta crispación, los egipcios acudieron a las urnas en un ambiente de normalidad y en menor medida que en la primera jornada de la segunda vuelta.

A pesar de la escasa afluencia, la Comisión Electoral decidió prorrogar dos horas, hasta las 22.00 hora local (20.00 GMT), la votación debido a las altas temperaturas registradas durante el día y con el objetivo de que un mayor número de gente deposite su sufragio.