Javier Cigno / Opinión

- Tras un muy mal comienzo, el técnico entendió cómo se juega la categoría y logró que su equipo cambie a tiempo. Pasó de jugar de forma súper vertical y atacar frenéticamente, descompensándose siempre atrás, a hacerlo de manera más horizontal, priorizando el orden defensivo y atacando en bloque y con paciencia

- El radical cambio de actitud de la dirigencia, con Speciale a la cabeza, quien pasó de una tremenda soberbia (con frases como "la autopista a la A"), a este perfil mucho más bajo y menos confrontativo, que incluyó reuniones con participación plena de algunas agupaciones opositoras

- La humildad con la que se manejaron plantel y el cuerpo técnico a la hora de afrontar cada partido, con la máxima concentración y sin subestimar a ningún rival ni sentirse superior sólo por tener la casaca auriazul

- La apuesta a los pibes: después de probar con un equipo entero de refuerzos que en la mayoría de los casos defeccionaron, el técnico se vio "obligado" a echar mano a las inferiores y allí resultaron claves varios jugadores, con Nery Dominguez como abanderado y un buen aporte de Valentini, Delgado, Carrizo, y en menor medida de Bécker y Coniglio