Las tasas de depresión mayor aumentan marcadamente entre las chicas jóvenes cuando pasan por el ya vulnerable periodo de la adolescencia.

Según una nueva investigación, alrededor del cinco por ciento de las niñas de doce años experimentaron un episodio de depresión mayor en el año anterior, frente a quince por ciento de las niñas de quince años, un aumento del triple.

La información "es importante tanto para la prevención como para el tratamiento", aseguró Richard McKeon, jefe de la rama de prevención del suicidio de la Administración de Abuso de Sustancias y Servicios de Salud Mental (SAMHSA) de Estados Unidos, la agencia del gobierno que publicó el informe la semana pasada.

"Las chicas experimentan trastornos de depresión mayor temprano, alrededor de la pubertad, y esto realmente apunta a la necesidad de tratamiento", añadió la doctora Elizabeth Miller, jefa de la división de medicina adolescente del Hospital Pediátrico de Pittsburgh.

El informe, basado en una gran encuesta nacional llevada a cabo anualmente para evaluar el uso de drogas y la salud mental, halló que las niñas de 12 a 17 años tenían el triple de riesgo de experimentar un episodio de depresión mayor en comparación con los chicos (12 frente a 4.5 por ciento).

No está claro el motivo de que existan esas disparidades sexuales, pero probablemente se deban a factores múltiples que incluyen la vulnerabilidad biológica y, quizás, unas tasas más elevadas de abuso sexual entre las niñas, apuntó Miller.

"Probablemente se deba a varios factores, que incluyan factores psicológicos, biológicos y sociales, que podrían contribuir en cierto grado", apuntó McKeon. "Es un momento de gran transición, de transición biológica, de cambio social, así que probablemente haya varios motivos distintos". Y los chicos adolescentes experimentan depresión, aunque "no tanto como las chicas adolescentes", apuntó McKeon.

El informe también reveló disparidades en el tratamiento según la edad, ya que menos niñas de 12 a 14 reciben tratamiento para la depresión mayor que niñas de 15 a 17.

Esto podría deberse a que la depresión mayor en las niñas más jóvenes podría confundirse con los típicos cambios en el estado de ánimo de la pubertad, planteó Miller. Cuando los síntomas persisten, padres y maestros podrían comenzar a referir a las niñas mayores al tratamiento.

Un episodio de depresión mayor según se define en este estudio incluye perder "el interés y el placer por dos semanas o más y otros síntomas como problemas para dormir y comer, una energía más baja y dificultades para concentrarse", señaló McKeon.

"No queremos que los padres reaccionen de forma exagerada. Por otro lado, es importante que no obvien esas señales", dijo McKeon. "Si un estado de ánimo persiste y hay otras señales asociadas como dificultades para concentrarse y funcionar, pérdida de apetito o energía, quizás la adolescente necesite ayuda adicional".

Miller cree que incluso las señales iniciales de mal humor se deben tomar en serio y remitirse a una intervención temprana.

"La intervención temprana podría no significar fármacos", enfatizó. "Quizás se trate de consejería, asegurar que el niño tenga más respaldo social, ofrecer más actividades en la escuela que fomenten la salud y el bienestar".

Fuente: Health Day