Lautaro Sarmiento, el joven tambero santafesino, que ayer compartió un video de su trabajo en medio del temporal que azotó a la región, contó detalles de su día a día y las razones por las que decidió mostrarse. También se mostró optimista por la salida del sol y depositó su confianza en el viento para secar el agua acumulada.

El muchacho tiene 20 años y está radicado en Gálvez, San Jerónimo, a 130 kilómetros de Rosario. Este martes compartió un video que grabó a caballo, mientras desarrollaba su labor de tambero a pesar de la gran cantidad de agua que convirtió en un río la planicie del campo. "Así estamos hoy, bajo agua y con todos los animales en el agua", se escucha su voz atravesada por el ruido del viento. El material con formato de selfie se convirtió en un video viral, un verdadero testimonio de la dureza del trabajo rural, acrecentada por las condiciones del tiempo totalmente adversas.

Este miércoles pudo ver la salida del sol. A horas del amanecer, habló con Roberto Caferra (Radiópolis, Radio 2) sobre el impacto de las imágenes que recogió en su celular. “Primero mandé el video a un grupo de Whatsapp y después una señora en una radio lo subió a Facebook y se volvió viral”, explicó.

“Soy un chico humilde de 20 años, sólo buscaba que la gente mire pero no pensé que lo iba a ver todo el país”, confesó tras recibir llamados y mensajes de norte a sur por su video. Empleado de una empresa, cuida las vacas a caballo. Su jornada empieza a las 6 y termina pasadas las 22; cuenta con sólo 4 francos al mes.

“Me levanto a las 6 para dar de comer a las vacas, después tomás algo en la casa y volvés a las 7 al tambo. Arrancamos, ordeñamos las vacas, sacamos la leche y a las 10 terminamos. Después, volvemos a darle de comer. Viene el almuerzo tras lo cual otro piquete a las dos de la tarde. Luego, a las 17 se les da de comer otra vez a las vacas y ya uno se queda ahí para levantarle el celo a la vaca para que se las insemine. Hasta las 10 estoy y después largo las vacas al campo y vuelvo a casa”, precisó en torno a su extensa y agotadora rutina.

Lautaro tuvo días difíciles desde que comenzó a llover a baldes en la región. El agua acumulada le permitió ordeñar a los animales pero no pude suministrarles su alimento con normalidad. Pero el sol de hoy es toda una esperanza: “El tiempo es bueno, bajó mucho el agua gracias a dios, el viento secará rápido”, anunció desde la experiencia que le da la tierra.