La obra de León Ferrari es una blasfemia para el flamante Papa argentino Jorge Bergoglio. En 2004 el cardenal se pronunció en contra de una muestra restrospectiva del premiado artista llamada "Infiernos e idolatrías".

La exposición generó tal polémica que hasta un grupo de militantes ultracatólicos fue procesado por provocar destrozos e incidentes en el marco de la exhibición que se llevaba a cabo en el Centro Cultural Recoleta. La jueza local, Elena Liberatori, había clausurado la muestra, pero la Cámara en lo Contencioso Administrativo y Tributario revocó esa decisión y permitió su continuidad a principios de 2005. El cardenal Jorge Bergoglio fue un fuerte opositor a Ferrari por la muestra que en un fallo insólito (por lo anacrónico) había sido censurada. Sectores ultracatólicos que la consideraron profana se manifestaron en contra y por provocar disturbios quedaron procesados.

"El cardenal (Jorge) Bergoglio escribió una carta en contra la muestra que leyeron en todas las iglesias diciendo que era blasfemo. La blasfemia en la religión se paga con la muerte por lapidación. Así que cuando procesaron a los muchachos que rompieron algunas obras, pensé que tendrían que haberlo condenado al cardenal Bergoglio porque él había incitado a esta gente para que las rompiera. Por suerte no me rompieron la cabeza", dijo Ferrari en su momento.

"Es una blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad", había expresado Bergoglio. Además, convocó a "una jornada de ayuno y oración" para que "el Señor perdone nuestros pecados y los de la ciudad", en referencia al gobierno porteño, que propiciaba la polémica exhibición.

"Cuando estaba recibiendo en Venecia el León de Oro pensé mucho en el cardenal Bergoglio, porque pensé que parte de la responsabilidad era suya. Pocas veces un artista tuvo tanta publicidad... y en todas las iglesias", expresó en su momento Ferrari que llegó con una retrospectiva de su obra al Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma).