Los restos de la soldado Idoia Rodríguez, muerta ayer en Afganistán, llegaron a España en medio de un debate sobre la situación de las tropas españolas en ese país y sobre los riesgos que realmente corren. Un avión de la Fuerza Aérea Española procedente de Manás (Kirguizistán) trasladaron el féretro con los restos mortales de la soldado, que, a su vez, habían sido trasladados en otro avión hasta esa localidad desde la base española en la localidad afgana de Herat.

El aparato que transporta el cadáver de Idoia Rodríguez llegó en la madrugada al aeropuerto de Lavacolla (Santiago de Compostela), donde fue recibido por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien impuso a la soldado fallecida la Cruz al Mérito militar con distintivo amarillo.

En el mismo avión llegó también uno de los dos militares heridos en el atentado, el alférez César Muñoz Pantoja. El otro herido, el cabo Jorge Lió, fue intervenido quirúrgicamente en el hospital de la base española de Herat, donde se le extirpó el bazo.

El ataque sufrido por las tropas españolas derivó en un debate político en el que el líder del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, pidió la comparecencia en el Congreso de Zapatero para que explique "la verdad de lo que ocurre en Afganistán". Sin embargo, el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, defendió la presencia de los soldados españoles en Afganistán, donde recordó que existe "una situación objetiva de riesgo" y una "realidad de inseguridad".

El informe realizado por el Ministerio de Defensa sobre ese ataque determina que fue una mina anticarro de entre 6,2 y 6,9 kilos de explosivo, usada habitualmente por la insurgencia afgana, la que causó la explosión que provocó la muerte de la soldado. Durante la jornada de hoy se sucedieron las muestras de condolencia, ente ellas las del Rey, quien reiteró su pesar por el fallecimiento y elogió la labor que realizan las tropas españolas en el exterior.

La muerte de Idoia Rodríguez es el segundo fallecimiento de un miembro del Ejército español ocurrido en ese país como consecuencia de un ataque contra las tropas. El primero fue el soldado de origen peruano Jorge Arnaldo Hernández muerto el 8 de julio de 2006.