Una mujer denunció que su hijo, que es diabético, fue salvajemente golpeado por patovicas en un boliche de Arroyo Seco y que cuando estaba desmayado en la calle pasó un patrullero que no se dignó a detenerse para atenderlo.

Carmen Esquer –que es de la localidad de Pavón– contó que la dramática situación que le tocó vivir a su hijo, de 18 años, fue el sábado, cuando fue a bailar a Pasacalle, un tradicional local nocturno de Arroyo Seco. El incidente comenzó cuando Cristian discutía en la barra con un amigo para ver quién oagaba la bebida. Pero alguien interpretó que era una pelea y, según relató Carmen, los sacaron del boliche “a las patadas y golpes de puño”.

Descontentos con la situación, fueron a hacer la denuncia a la comisaría. “Mientras su amigo declaraba, mi hijo se sintió mal y salió afuera. Turbado y ya sin distinguir dónde se encontraba, caminó una cuadra y cayó al piso”, prosiguió Carmen.

Con un hilo de voz, el muchacho pudo llamar a su madre por celular y “balbuceó que fuera a buscarlo”, contó la mujer a Radio 2. Carmen demoró 20 minutos en llegar desde Pavón a Aroyo Seco. “Delante del remise que me llevaba iba un patrullero” que no se dignó a parar pese a que su hijo estaba allí, tirado en la calle. “Cristian estaba tan helado que no lograba extraerle una gota de sangre del dedo para medir su glucosa. Finalmente lo pude hacer: tenía ¡¡¡600!!!”, contó Carmen.

Indignada, la mujer escribió a Rosario3.com: “Repetimos el caso del señor que se paseó desmayado en el colectivo hace un tiempito atrás. Repetimos la violenta soberbia de los patovicas que se atreven a pegarle a quien se les ocurre. Repetimos la desidia de firmas que no limitan el accionar de esos empleados en virtud de una mejor convivencia, abonando sólo la idea de negociar a costa de cualquier cosa. Repetimos la necesidad de seguir un derrotero fatídico: denunciar, iniciar acciones legales, acudir a los medios...”.