Robert Geoffrey Edwards fue un fisiólogo pionero en la investigación en medicina reproductiva y fecundación in vitro. A mediados de los '50, comenzó a investigar sobre la posibilidad de extraer un óvulo de una mujer, e implantárselo de nuevo tras fecundarlo en el laboratorio con espermatozoides de un donante.

Junto al ginecólogo Patrick Steptoe llevó a cabo con éxito la primera concepción efectuada a través de una fecundación realizada fuera del cuerpo de la madre, lo que llevó al nacimiento del primer bebé probeta, Louise Brown, el 25 de julio de 1978.

Muchos años después, fue reconocido con el Nobel en Fisiología y Medicina por el desarrollo de la técnica de fecundación in vitro que supuso un hito en la historia de la medicina y contribuyó a solucionar los problemas de fertilidad que afectan al 10% de las parejas, en el mundo. Rosario3.com fue en busca de la opinión de un especialista, el doctor Carlos Morente, para interiorizarse un poco más en el tema.

- ¿Cómo son estas investigaciones que permiten resolver un problema de salud a las personas?

- La medicina reproductiva es una ciencia en la que los grandes logros son contemporáneos y han cambiado la historia. Si hablamos de antes del año 1978, un óvulo que se fertilizaba en un laboratorio y que generaba un embrión, que puesto en el útero de una mujer puede desarrollarlo y de ahí nacer una persona, lo podríamos visualizar como algo próximo a la ciencia ficción. Se sentía tan así que los pioneros en estos desarrollos, los ingleses Stepton y Edwards, hasta ese momento trabajaban en un medio público, un hospital dependiente de una universidad, cuyo comité de ética les prohibió seguir con sus investigaciones. Debieron emigrar a un medio privado que les dio asilo para continuar con “esos experimentos” que eran para nada comprendidos. Ambos investigadores, en ese medio privado, lograron lo que a Edwards le significó el Premio Nobel.

- Me lleva a Galileo, su aporte a la ciencia del que tuvo que abjurar porque la ignorancia de la época no pudo soportar lo que ese avance traería como consecuencia de poder vencer, justamente a esa ignorancia.

- Lo que ocurre es que se trata de logros objetivos que movilizan a la humanidad porque generan un movimiento insospechado y despiertan miedo. Esto ha ocurrido siempre y es tan antiguo como la humanidad. Cada vez son más las noticias que se comunican a través de los medios masivos, y muchos descubrimientos y avances en las ciencias deberían tratarse con mucho cuidado, más allá de que sabemos que los medios se alimentan de la noticia que sorprende, algo que no se lleva bien con los avances científicos. El estruendo no es bueno para comunicar los pasos de la ciencia, que requiere de un tomo más moderado.

- Hacen falta más divulgadores científicos.

- Muchas veces la información cruda, sin la ayuda de la interpretación de un profesional, puede generar no sólo miedo sino falsas expectativas. Hay que ser cuidadosos con la comunicación de la ciencia. Toda información de este tipo tiene que ser ponderada y ajustarse a su real valor. Necesitamos divulgadores que estén preparados en notificar los avances de las ciencias. Como ejemplo recuerdo la época en que se hacía la clonación de la oveja Dolly; la gente estaba alterada y consternada antes de poder comprender qué era lo que se hacía y cuál era su sustento científico y la finalidad de este tipo de investigación. El proyecto quedó trunco pero dejó múltiples enseñanzas; algo que ocurre frecuentemente en la investigación científica.

Carlos Morente
Carlos Morente | Médico Ginecólogo | Matrícula: 6709 | Centro Médico - Programa de Asistencia Reproductiva de Rosario