Aplausos y más aplausos. Eso fue lo que se llevó Messi cuando, a los 46 del complemento, abandonó el estadio en el que la selección argentina y la brasileña empataron ayer sin goles en el marco de las eliminatorias para el mundial Sudáfrica 2010.
Esta efusiva despedida de los 60 mil hinchas que coparon el Mineirao enojó a los jugadores brasileños. "Necesitamos más apoyo", reclamaron, más tarde, ante la prensa.
Pero no solo les molestaron los aplausos a Lionel, quien en el segundo tiempo protagonizó varios intentos de gol. La hinchada también entonó cantitos contra Dunga, el DT de Brasil. Reclamó que entrara Alexander Pato (algo así como el Messi brasileño). Y prácticamente no alentó, ante la falta de entusiasmo de sus jugadores en la cancha.
"Quedamos molestos con la hinchada. Jugamos contra una selección fuerte, pero con la que no perdemos hace mucho tiempo. No podemos exigir que el torcedor grite durante 90 minutos. Ahora, en los momentos difíciles que estamos pasando, necesitamos de su apoyo. Pero ellos prefieren aplaudir el jugador de ellos", apuntó, por su parte, Juan en relación a los aplausos sobre Messi.
"Eso me deja triste. Son 50 mil torcedores alentando a nuestro equipo. Después, 50 mil aplaudiendo el Messi. Nosotros estamos jugando en casa. Necesitamos de apoyo. Cuando jugamos contra Paraguay, todos apoyaron hasta el final", se lamentó el lateral Gilberto.


