A los 69 años, Baudelot es profesor de sociología e investigador en la Escuela Normal Superior de París. Es autor de La escuela capitalista, Y sin embargo leen y La felicidad y el trabajo en Francia , entre otras publicaciones.
Investigador y estudioso de la sociología de la educación, Baudelot visitó Buenos Aires para compartir un seminario con docentes y presentar su último libro, Los efectos de la educación, que escribió junto con su colega François Leclerq.


Baudelot dice que hoy la escuela cumple funciones que nunca habían sido imaginadas cuando, a fines del siglo XIX, se consolidó la enseñanza laica, pública y obligatoria. Por ejemplo, ha transformado la vida y el estatus de la mujer, que encuentra en las aulas medios para reivindicar su autonomía e igualdad.


“Se pensaba que cuanto más se desarrollara la escuela más se iba a controlar la delincuencia. Si miramos la población de las cárceles en el mundo, no es así. También se creía que cuanto más se educara a la gente, habría menos prejuicios, discriminación y racismo. ¿Se puede decir que el racismo bajó a medida que aumentó la educación? ¿El racismo ha desaparecido en las clases más altas?”, destaca el experto. Y agrega: “la instrucción no siempre disminuye el racismo, sino que aumenta los medios para disimularlo”.


No obstante, el sociólogo francés reconocer que la escuela ha transformado la vida y el estatus de las mujeres. “Les da medios para desprenderse de la dominación masculina. Hoy en los colegios las chicas son mejores que los varones. En rendimiento y en logros. Más en los países ricos que en los pobres. En éstos, la escolaridad sigue siendo mayoritariamente masculina. Cuanto más se desarrolla un país, más crecen las chicas en las escuelas. Es una revolución extraordinaria y silenciosa. Pero vivimos una situación paradójica: las chicas son mejores en la escuela, pero no encuentran en el mercado de trabajo empleos que se correspondan con su valor”. Incluso en países desarrollados, como Francia, vislumbra Baudelot que todavía “estamos lejos de la igualdad”.


No tiene dudas sobre los beneficios de extender la escolaridad: "Los países más ricos son siempre los que tienen más estudiantes", afirma. La educación gratuita y obligatoria equiparó las diferencias, “pero menos de lo que se creía”. Hay desigualdades sociales que “hacen que desde la escuela primaria los hijos de profesionales e intelectuales tengan mejores resultados en las escuelas que los hijos de sectores populares, porque sus familias de origen están dotadas de conocimientos, disposición y afinidades culturales”, advierte.


Para revertir algunas de las falencias más obvias de la educación actual, el sociólogo francés destaca que “hay que concebir una nueva cultura escolar, vinculada con el ámbito social. Cuando están en la escuela, a los chicos no les debe dar la impresión de que están en otro planeta. Tomar a los niños donde están, motivarlos, enseñándoles y aproximándolos a su propia cultura”.


Fuente: La Nación