No sólo los pasajeros esperan su vuelo sino también un muñeco de Santa Claus. Todos están apostados en el aeropuerto Internacional Tom Jobim de la ciudad brasileña de Río de Janeiro aunque el servicio vuelve poco a poco a la normalidad tras las cancelaciones y atrasos que dejaron varados a gran cantidad de brasileros.

Las aglomeraciones de pasajeros comenzaron a disminuir en algunos aeropuertos brasileños pero aún hay numerosos vuelos atrasados en vísperas de Navidad y tras cuatro días consecutivos de caos en el transporte aéreo.

Desde el miércoles en varios de los aeropuertos del país miles de pasajeros que querían aprovechar el final de semana prolongado por la Navidad quedaron retenidos.

Pero lentamente el conflicto se destrabó y mucho aportó la decisión del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, de ceder ocho aviones de la Fuerza Aérea para socorrer a los pasajeros, así como la ayuda prestada por las aerolíneas competidoras a la TAM, la mayor del país y a la que fue atribuido el caos de esta semana.