Lejos de los sentimentalismos, George Bush aparece siempre inalterable. Sin embargo, el hombre considerado el mandatario más poderoso del mundo, lloró en público. El presidente norteamericano se sintió conmovido por la presencia de los padres de un joven marine, caído en Irak en 2004. Al menos, eso pareció cuando una lágrima rodó por su cara.

El mundo fue testigo de un momento de debilidad del presidente norteamericano, quien no ocultó su emoción cuando entregó a esta pareja la Medalla de Honor de su hijo muerto. El soldado Jason Dunham se arrojó sobre una granada antes de que explotara para cubrir a sus compañeros que se encontraban allí, salvándoles la vida.

"En un árido camino de Irak, el capitán Dunham dio su propia vida para que hombres bajo su mando vivieran", comentó Bush en un acto en la Casa Blanca, conmovido hasta las lágrimas por el heroísmo del joven de sólo 22 años.

Sin embargo, para algunos críticos esta conmovedora situación no fue más que una "puesta en escena" del mandatario para demostrarle al mundo que es un hombre sensible.