Luego de analizar la relación entre la calidad docente y la actividad investigadora en una muestra de más de 600 profesores, la Universidad Complutense de Madrid y la Universitat Jaume I de Castelló concluyeron que aquellos que realizan tareas de investigación “enseñan mejor” y logran mejores resultados entre los alumnos.
Los participantes procedían de 25 departamentos de las áreas de humanidades, ciencias sociales, económicas, gestión, ciencias naturales e ingenierías de la Universidad Jaume I (UJI). El estudio, publicado en Applied Economics, incluyó 69 variables de fuentes oficiales para medir los índices de enseñanza, tareas administrativas e investigación de los docentes.
Entre las razones que pueden explicar estos resultados, los autores sugieren que los investigadores presentan mejor criterio a la hora de elegir los temas que abordan en la docencia y tienen un mayor acierto y rigor por los continuos filtros y controles a los que está sujeta su actividad científica.
El estudio revela que, de media, los docentes que investigan imparten un 21,5 % más de clases que los que no lo hacen. Además, añade que dos tercios de los docentes podrían mejorar su enseñanza si realizaran más investigación.
Sin embargo, el estudio también develó que la actividad científica puede llegar a perjudicar la educativa si se practica de forma excesiva, es decir, cuando demanda al docente demasiado tiempo y energía. También restan tiempo al docente las tareas administrativas, que afectan a la excelencia educativa si el profesor no recibe a cambio una disminución de la carga docente.