Las noches de Rosario corren el riesgo de convertirse en un paisaje desierto de taxis según la amenaza de los tacheros que hasta al menos el jueves mantendrá cortado el servicio nocturno. Pero el conflicto con este tipo de transporte no es el único en el mundo. Hace un año en Barcelona los taxistas suspendieron el servicio durante la noche y en las zonas metropolitanas a causa de la ola de delitos.

El reclamo de los taxistas que para los rosarinos se vuelve tan local como insoportable se repite en otros países del mundo. Por lo pronto, su principal correlato se encuentra en Barcelona donde los conductores de taxis se conmocionaron hace un año por el asesinato a puñaladas del taxista Luis Pérez Juárez, en Sabadell, y exigieron al gobierno una inversión en seguridad.

Pero a diferencia de los tacheros rosarinos, los barceloneses no se conformaron sólo con que las administraciones inviertan dinero para garantizar la seguridad en la calle: exigieron que también la garanticen dentro de sus vehículos.

Mientras el reclamo de los taxistas por mayor seguridad en Rosario derivó en la promesa del gobierno de Santa Fe de controlar a través de los llamados “corredores seguros” –patrullas que circularán por calles y avenidas principales entre las 22 y las 6 con efectivos policiales que cobrarán un plus por esa tarea–,en Barcelona se reforzó el control con la instalación de mamparas en los coches y sistemas GPS de localización por satélite que permiten a la central conocer su posición y transmitir situaciones de peligro.

Por otro lado, la contracara del reclamo de los taxistas rosarinos y barceloneses la refleja la realidad de los choferes en Londres. Ahí, parece ser que no son los taxistas los que corren el mayor riesgo sino los pasajeros.

En el Reino Unido conducir un vehículo de alquiler es un oficio de segunda mano y que la mayoría de las veces lo toman los inmigrantes que conducen autos ilegales. Por eso, es que a veces para muchos subir a un taxi de esos resulta peligroso.

Para disminuir los robos dentro de los taxis, que tenían como principales víctimas a las mujeres, se implementaron vehículos rosas sólo para ellas. El servicio se llama Pink Ladys y es exclusivamente para el traslado femenino.

Con esta idea, que es única en el mundo, en Londres pretenden acabar con los robos y violaciones que sufren muchas británicas en los taxis ilegales, vehículos de particulares que circulan sin licencia en todo el Reino Unido.