El jueves a la noche se colocó el telón del teatro El Círculo que fue restaurado en los últimos dos años. Un grupo conformado por restauradores, técnicos, historiadores y químicos -encabezado por Claudia Sabatini- llevaron a cabo las tareas de recomposición de este objeto que cumple dos funciones: por un lado, es una obra de arte que el público puede admirar y a su vez un elemento funcional de la escena teatral que sube y baja al fin de cada obra. Según el equipo de trabajo, el 80 por ciento de su deterioro está vinculado a este uso.

La pintura del telón de boca fue realizada por Giuseppe Carmignani en 1904 –artista oriundo de Parma emigrado a la Argentina a fines del siglo XIX– quien fue escenógrafo del teatro. Se trata de una copia del telón que existe en el teatro Regio de la ciudad de Parma, en Italia, que fue pintado por Giovanni Battista Borghesi, en 1828 “Il trionfo di Pallade”. Además de la restauración se construyó un nuevo sistema de sujeción, para la que se forró la obra por el reverso para preservarla.

La obra es de gran valor patrimonial para la ciudad de Rosario ya que es uno de los pocos objetos escenográficos que todavía dan testimonio de las prácticas teatrales en el país de principios del siglo XX y del intercambio cultural entre Italia y Argentina.

Mide 12 metros por 13 metros y medio y está pintado con la técnica del gouache, que es al agua, opaca y de superficie aterciopelada. Explican los especialistas, que esta técnica es la más frecuente para la realización de telones y escenografías, ya que no refleja brillos y permite ser apreciada desde cualquier punto de la sala.

Antes de la restauración que comenzó hace dos años, el telón estaba notablemente deteriorado. El envejecimiento natural de la pintura y los pigmentos era producto del roce y las abrasiones a causa del uso de la cortina en cada movimiento de apertura y cierre. Además de ciertas roturas del soporte porque con los años muchos artistas rasgaron la tela para poder apreciar los aplausos del público al finalizar alguna función.

"Estos agujeros, habían sido reparados con diferentes adhesivos que en su mayoría mancharon la pintura. Solo una de estas perforaciones, mirillas, comunmente denominada Judas, fue conservada con este propósito, ya que, pudo haber sido realizada durante la confección del telón", expresaron desde el equipo de restauración.

Pero las condiciones ambientales a las que estuvo expuesto fueron causantes de gran parte de los daños. Numerosas chorreaduras de agua, probables goteras, humedades y hasta el paso de insectos afectaron a la valiosa obra cultural.

Todo el proceso de restauración y las investigaciones asociadas que concluyeron en el mes de julio quedarán documentados en diferentes formatos: registro de imágenes, archivo de documentos, fichas técnicas, informes.

Incluso, se encuentra en proceso de elaboración una publicación con los detalles del relevamiento. La Universidad Nacional San Martín realizó una filmación informativa del proceso de restauración, que se transmitió por canal Encuentro y próximamente estará disponible en su página electrónica institucional.