Dirigentes mineros de Bolivia suscribieron este viernes por la noche un "acta de pacificación" con representantes del gobierno, la Iglesia católica y organizaciones de derechos humanos, luego de dos días de violentos enfrentamientos que aquel sector sostuvo con grupos cooperativistas por el control de la única mina estatal de estaño del país, y que dejaron 16 muertos y 61 heridos, según se informó oficialmente.

Los cooperativistas no estuvieron representados en la reunión que posibilitó ese entendimiento, pero comunicaron a través del arzobispo de Oruro, Cristóbal Bialasik, que aceptaban el contenido del documento, informó la estatal Agencia Boliviana de Información (ABI).

El presidente Evo Morales atribuyó los disturbios –que se produjeron en el yacimiento Huanuni, en el cerro Posokoni, a 270 kilómetros al sur de La Paz– a una conspiración contra su gobierno.

Los mineros se comprometieron a "garantizar la paz social" en la zona del conflicto y a iniciar en la mañana del lunes próximo negociaciones con los cooperativistas, con la participación de delegados del gobierno, la Iglesia y las organizaciones que facilitaron la firma del convenio.

Un rato antes, Morales relevó al ministro de Minería, Walter Villarroel, y al titular de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Antonio Revollo, y tomó juramento a sus respectivos reemplazantes: Guillermo Dalence -ex trabajador minero- y Hugo Miranda Rendón.

Dalence manifestó que la solución al conflicto llegará a través de negociaciones directas con los sectores en pugna, pero con un "cambio de timón" en la política oficial, que procurará "garantizar las fuentes de empleo" para ambos grupos.

Asimismo, el gobierno aseguró que la policía -que desplazó 700 efectivos al escenario de los disturbios- controlaba el cerro Posokoni y las zonas aledañas, incluida la cercana Oruro, una de las principales ciudades del interior boliviano.

En una conferencia de prensa, el vocero gubernamental, Alex Contreras, y el comandante de la Policía Nacional, general Isaac Pimentel, afirmaron que los disparos y las detonaciones de dinamita habían finalizado, y anunciaron que las tropas policiales movilizadas permanecerán en la zona del conflicto el tiempo que sea necesario.

Los enfrentamientos de ayer, que provocaron cinco muertos y cuatro heridos según los reportes oficiales -aunque fuentes extraoficiales estimaron que podría haber muchas más víctimas, sobre todo heridas-, tuvieron lugar tras la firma anteanoche de un "acuerdo de paz" entre las partes que no fue respetado.

Contreras dijo que el gobierno tiene evidencias de que ayer actuaron francotiradores que "hostigaron permanentemente a una de las partes", tal como había adelantado por la tarde el ministro de Defensa, Walker San Miguel.

Pero pese a que la primera denuncia sobre la presencia de francotiradores fue hecha por el dirigente cooperativista Santos Ramírez, "datos preliminares" de la inteligencia oficial citados por la ABI sostienen que esos atacantes pertenecen al cooperativismo.

Los disturbios habían comenzado el jueves, al terminar una asamblea en la que los cooperativistas fueron informados de que el gobierno rechazó el pedido para que les adjudicaran la totalidad de la mina y les ofreció, en cambio, la explotación de una parte de ella.

Los cooperativistas atacaron la mina e hicieron volar con dinamita los compresores que alimentaban de oxígeno el interior del yacimiento, lo que provocó la reacción de los mineros, según informes publicados por la prensa boliviana.

Los enfrentamientos del jueves, que a juicio del gobierno tuvieron una "violencia demencial", provocaron 11 muertos y 57 heridos, según los reportes oficiales.

Aunque pobladores de Huanuni expresaron su esperanza de que la paz retorne definitivamente a ese distrito minero, no ocultaron su temor de que eventualmente los cooperativistas no cumplan el compromiso asumido, señaló la ABI.

Fuente: Télam