Hay diversidad de tratamientos contra la enfermedad de Parkinson, y algunos tienen un lado oscuro, como la aparición de una impulsividad que desencadena en trastornos alimenticios, hiperactividad sexual, compras compulsivas o dependencia del juego.

Así lo asegura un estudio publicado en la revista estadounidense Neurology y reproducido por AFP, que analizó a 411 pacientes franceses sometidos a seguimiento durante varios años.

En un periodo de cinco años, estos "problemas de control de impulsos" afectaron a casi la mitad (46%) de los tratados con "agonistas dopaminérgicos", unos medicamentos sintéticos que imitan la acción de la dopamina, un neurotransmisor.

"Se trata de gente que se arruina en el casino, se levanta por la noche para vaciar su heladera o que tiene una sexualidad desbordante. Por ejemplo, gente que acaba siendo detenida por exhibicionismo o que se divorcia por haber multiplicado sus relaciones", indicó el médico Jean-Cristophe Corvol, de los hospitales universitarios Pitié-Salpétrière de París.

Además, en pacientes con mucho dinero, ha habido casos en los que se compraron cuatro Porsche de un momento a otro. El estudio prueba que estos efectos indeseables aumentan con la dosis y la duración del tratamiento, y desaparece ni bien se interrumpe.

La manifestación de estos trastornos ya estaba descrita en la investigación. Pero a falta de un estudio prolongado, se pensaba que la incidencia era mucho menor, de 10 a 15% en un año. Según los autores, investigadores del Instituto de Salud y de Investigación Médica de Francia (Inserm) y de la Universidad de la Sorbona, conociendo la posible aparición de estos trastornos, los médicos deberían advertir a los pacientes y a sus familias.