"Así que ustedes son las mamá de M. ¿Qué loco no? Yo tengo papá y mamá pero están separados". El día que Silvia escuchó esa frase de boca de una nena de 5 años, amiga de su hija M. intuyó que el trabajo era menos pesado de lo que parecía al comienzo. Lo mismo cuando su hija le contó que en su salita otro compañero tenía dos mamás. "A veces los chicos sorprenden con sus expresiones. Parecen tenerlo todo tan claro", advierte Silvia.

Desde hace 12 años forma con Mónica una de las dos mil familias homoparentales santafesinas, dentro de las que son mayoría –un 60%– las constituidas por mujeres, según el último censo nacional de 2010 que registró por primera vez a parejas integradas por dos hombres o dos mujeres. Hace cinco, despues de unas vacaciones en el sur, decidieron ser mamás. Hoy tienen tres hijos, ya tienen fecha para casarse en noviembre en el Registro Civil del Distrito Centro y este domingo festejarán como ellas lo llaman: "el día de las madres".

Cuando tomaron la decisión, que aclaran, no fue fácil fueron a una clínica de la ciudad para averiguar por una inseminación con donante anónimo pero enseguida les cerraron las puertas con la argumentación que no hacían la práctica con parejas del mismo sexo. "Por fin, más tarde encontramos a un médico que nos dio junto con su equipo todo el apoyo que necesitábamos. No sólo el asesoramiento médico que viene en esos casos, sino también el acompañamiento afectivo", explica Silvia.

Silvia se hizo dos inseminaciones y en la segunda quedó embarazada de M. que tiene 5 años. "A ella le explicamos que la deseábamos y queríamos tanto aún antes de conocerla, que fuimos a ver un médico para que nos ayudara a Mónica y a mí para poder tenerla", cuenta. Fue así que la niña hasta el día de hoy hizo propio el relato y cuenta que "el médico le puso una semillita a su mamá Silvia en la panza para que ella pudiera nacer".

Aunque reconoce que nunca sufrió una situación complicada o algún gesto de discriminación, Silvia asume que a veces son los chicos, en vez de los adultos, los que comprenden mejor de qué se trata la historia. Tanto, que hace muy poco cuando fue a buscar a su hija a la escuela, un compañero de la nena dijo como si nada: "Ahí viene la otra mamá de M.".

Silvia llega a la casa a la hora de la cena después de una larga jornada de trabajo. La recibe una bandita de perros, Negrita de 17 años, Pequi, y Lola, tres gatas –Tatita, Piqui y Blanqui–. Mónica ya le dio de comer a los tres niños pero no logró que M. de 5 se fuera a bañar. "De ese tema no quiero hablar", responde la nena con una seriedad que asombra. Silvia sonríe y se lleva a los tres a la habitación para leerles un cuento y acompañarlos hasta que duerman.

"No se si es armar una rutina, es tratar de hacer las cosas lo mejor que podemos. No es fácil tener mellizos. Es más hay que estar bien plantadas como pareja para saber llevarlo", dice con una sonrisa.

Las nenas escuchan atentamente el cuento de una brujita y un gatito, mientras el único varón interrumpe a su mamá con un "miau-miau-miau" cada vez que el protagonista aparece en escena. Todos ríen. "M. está enamorada de sus hermanos, no tiene dudas que son sus hermanos, los cuida", sostiene.

Los mellizos –un nene y una nena– nacieron hace dos años, a partir de una fertlización invitro de Mónica. "Sabíamos que en un tatamiento así, cabía esa posibilidad y estábamos de alguna manera preparadas a la idea de que llegaran dos niños", cuenta. Hoy los mellizos le dicen "mamá" a Mónica y "mami" a Silvia, mientras que M. le dice "mamá" a Silvia y "mamu" a Mónica.

Después del cumple de los mellizos que fue en octubre, la mirada está puesta en la boda. La pareja se casa en noviembre y hasta ahora la única que ya tiene su vestido es M. que lo eligió sola y derrocha entusiasmo con los preparativos.

Aunque en la provincia de Santa Fe ya se reconoce legalmente el derecho de inscribir en el Registro Civil a los hijos de parejas homosexuales sin que sus miembros estén necesariamente casados, Silvia y Mónica piensan hacerlo después del casamiento. "En realidad, queremos ir haciendo todo despacio, poco a poco, como hasta acá. Disfrutando de cada momento. Con felicidad", concluye.