Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia mexicana en las elecciones del domingo pasado, aseguró que en la marcha que se realizará esta tarde en el Zócalo de la capital, anunciará la impugnación de los resultados que ofreció el Tribunal de Justicia Federal y que otorgaron la victoria al oficialista Felipe Calderón, por apenas 246 mil votos, sobre un total de 41 millones.

López Obrador asegura que la movilización en Ciudad de México es para informar de las presuntas irregularidades en la jornada electoral del domingo pasado que denunció y sobre las que se va a basar para pedir que se lleve a cabo un nuevo recuento de todos los votos. “Hubo defraudación electoral en los comicios”, señaló.

Su equipo de campaña garantizó que la manifestación será "pacífica" y advirtió que pretende ser el inicio de un movimiento a nivel nacional "para que se luche por el respeto al sufragio".

Historia y fraudes

Como en las épocas en que votaban los muertos, México es hoy una nación dividida entre una derecha que apoya el libre mercado y la globalización y una centroizquierda que respeta la disciplina económica pero que busca disminuir las grandes desigualdades sociales que sufre el país.

Si el Tribunal de Justicia Federal convalida los resultados que otorgaron la victoria a Calderón, por apenas 230.000 votos, nacerá un gobierno débil que deberá trabajar arduamente para formar alianzas en un Congreso dividido.

Con todo, si el candidato centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador fracasa en su intento por impugnar la elección, quedará con una gran fuerza en el Congreso, ya que realizó la mejor elección desde la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en la década del ´80, por parte de Cuauhtémoc Cárdenas.

Por ahora, nada hace pensar que su reclamo de impugnar 50.000 actas, el 38 por ciento de las más de 130.000 centros de votación, sea tenido en cuenta por el Tribunal Electoral de Justicia antes del próximo 6 de septiembre.

Algunos analistas respaldan el papel realizado por el Instituto Federal Electoral (IFE), a pesar de que López Obrador acusó a este organismo de adoptar una actitud parcial con Calderón, del gobernante Partido Acción Nacional (PAN).

También señalan que la estrategia del líder centroizquierdista de atacar algunos programas del actual gobierno de Vicente Fox, que beneficiaron a la clase media, constituyeron un error.

Aunque la democracia mexicana dio un salto tras la derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en 2000, tras gobernar durante siete décadas, lo ocurrido en los comicios constituye una página oscura en la historia reciente de México.

Y es que en la memoria colectiva sobrevive el fraude cometido contra el candidato de izquierda Cauhtémoc Cárdenas, en los comicios presidenciales de 1988, y el triunfo de Carlos Salinas de Gortari, procesado luego por corrupción.

A pesar de que sus detractores buscaron demonizarlo al compararlo con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, López Obrador tomó distancia del mandatario venezolano.

Aunque México no es hoy aquel país, el resultado de los comicios del 2 de julio volvió a sembrar dudas de fraude como en aquellos días.

Por cierto, Estados Unidos ya reconoció a Calderón como presidente electo, sin esperar el fallo del Tribunal Electoral Federal.