Lo bautizaron el “rey de la efedrina” pero él se autodenominó el “rey del perejil”. Condenado a 14 años de prisión por integrar una banda que enviaba efedrina a México y elaboraba metanfetaminas, Mario Segovia aseguró, en diálogo con Radiópolis (Radio 2) que la Justicia no logró probar estos hechos imputados y volvió a insistir en su inocencia. Adelantó que apelará el fallo y aseguró que se encuentra en bancarrota debido a los gastos que le ocasionaron su defensa y su imposibilidad de trabajar.

Desde la cárcel de Ezeiza donde vive desde que fue apresado en 2008 por el tráfico de sustancias tóxicas, Segovia habló con el periodista Roberto Caferra. El viernes pasado recibió una condena a 14 años de prisión por el Tribunal Oral en lo Federal 4 de San Martín. Junto a otros once imputados fue hallado culpable de integrar una banda que enviaba efedrina hacia México y elaboraba metanfetaminas en una quinta de la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz.

“Nunca pedí que no me condenaran”, aclaró al comenzar el diálogo radial. “Sólo pedí que se tuviera en cuenta las aberraciones jurídicas de las que fui objeto, dije que si me tenían que condenar que se tuvieran en cuenta eso”, dijo y continuó: “Les pedí que se tuviera en cuenta que tengo tres hijos que me esperan pero jamás dije que no me condenaran”, remarcó.

Consultado sobre la condena aplicada, como en otras ocasiones, el rosarino insistió en su inocencia. “Nunca se probó el hecho, al igual que antes se me condenó por una presunción y no por un hecho”. En ese sentido, adelantó: “Estamos esperando los argumentos de la sentencia para efectuar la apelación”, anticipó.

Quien vivía en una lujosa casa de Fisherton, consideró que la condena por “contrabando” lo perjudicó: “Ojalá me hubieran condenado como traficante, han hecho un verdadero juego de palabras”, señaló. Luego, apeló a una anécdota: “Ayer estaba hablando con Eduardo Vásquez –condenado por prender fuego a Wanda Taddei–y le dije: «Edu, todo bien con vos pero te dieron 16 años por quemar viva a tu mujer y a mí me dan 14 por algo que no se probó»”, confió.

Más allá de la condena judicial, Segovia insiste en que es una víctima de “intereses oscuros” y como declaró en otras oportunidades, casi de manera apocalíptica, sostuvo: “Se a saber la verdad, cueste lo que cueste”.

“Yo estoy preso por decir la verdad, por no acceder a los intereses del momento. Fui secuestrado por un juez, se me condicionó psicológicamente, me dijeron que dijese algo y no lo hice. Se utilizó todo en forma política, como ocurre como muchos casos públicos que rozan oscuros intereses ”, remarcó y continuó en tono de resignación: “Cuando se sepa toda la verdad no va a tener interés para los medios de comunicación”.

Tal como expresó en el juicio, manifestó que está “quebrado” económicamente al punto que solicitó a la Justicia tener permisos para trabajar y así, poder mantener a su familia. “Viven de lo que los ayudan otros familiares, es por eso que necesito tener un trabajo”, precisó. “Acá nadie habla del rey del perejil”, observó en referencia propia y con esto volvió a manifestar su supuesta inocencia y estado de desprotección.

Consultado acerca de su modo de vida intramuros, respondió: “Estoy en un pabellón con presos comunes, no existe pagar para vivir mejor, al menos acá”, dijo y admitió que sus familiares le hacen llegar comida que mejora su dieta, lo que le permite, de vez en cuando, comer vacío. Muy lejos quedaron los días en donde brillaba, tan cerca suyo, un lingote de oro, símbolo de los buenos tiempos.
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Mario Segovia (Radio 2)