Entre el 15 y el 25% de los alumnos universitarios, sufre de algún tipo de trastorno relacionado con los exámenes y transforma esa situación en un factor que a veces imposibilita el normal desarrollo de la vida universitaria.

Según indicó Laura Coccia, de la “Asociación Ayuda”, una entidad civil dedicada al tratamiento de los trastornos de ansiedad, en los meses de octubre y noviembre se duplican las consultas vinculadas con este asunto; y quienes más lo padecen son estudiantes universitarios y, entre ellos, aquellos que están más cerca de graduarse.

Desde la entidad advierten otras dos tendencias: que los propios jóvenes afectados y sus entornos tardan mucho tiempo en identificar su extremada ansiedad ante la inminencia de un examen como un problema, y que entre los docentes hay poca conciencia de la existencia de esta problemática.

En tanto, los datos manejados por los expertos indicaron que el nerviosismo extremo ante las pruebas, se suele vincular a las formas más comunes de trastornos como son el pánico, la ansiedad generalizada, la fobia social, el síndrome obsesivo compulsivo y el derivado de estrés post-traumático. El 77% de los que padecen este tipo de afección registran grados de ansiedad, de moderados a graves, ante la inminencia de un examen.

"Los primeros síntomas de alerta suelen pasar inadvertidos: se trata de conductas de evitación: posponer un examen, pasarlo para otra fecha, dejar para después el momento de estudiar, desconcentrarse habitualmente", apuntó Coccia.

Así es que la consulta temprana a un profesional podrá ayudar a mitigar los efectos de este inconveniente: existen terapias cortas basadas en técnicas cognitivo conductuales que apuntan al objetivo de resolver puntualmente el trastorno y otras que, tras detectar un problema de ansiedad de base, buscan corregirlo. Para Coccia, desde el plano familiar, el secreto consiste en acompañar sin atosigar ni sobreexigir al alumno que padece esta dificultad.

Fuente: El Día de La Plata