El primer aniversario del comienzo del proceso de "desconexión" pasará con más pena que gloria en Gaza, donde la situación es tan grave que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, y el primer ministro Ismail Haniye, de Hamás, estudian crear un gobierno de unidad nacional.

Abás y Haniye se reunirán después de que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se entreviste con representantes de las facciones armadas.

El presidente quiere tratar con las milicias la posibilidad de buscar un alto el fuego con Israel y examinar el caso del soldado israelí Guilad Shalit, capturado el pasado 25 de junio por grupos palestinos.

La captura de Shalit dio lugar a una operación militar israelí contra Gaza que precedió a la que concluyó ayer con un alto el fuego en Líbano, que también empezó con el secuestro de dos soldados.

Ahora muchos palestinos temen que Israel vuelva a centrarse en Gaza y un periodista israelí del diario Haaretz cita hoy a un jefe de los servicios de seguridad palestinos que le dijo: "Si encuentra usted a Shalit, !háganos un favor, lléveselo!".

Al principio de la crisis éste no era el sentimiento de los palestinos que querían canjear el soldado por presos suyos detenidos en cárceles israelíes.

Pero desde hace más de mes y medio los ataques israelíes y sus consecuencias para la economía y la vida cotidiana han dejado mella.

El ministro de Economía palestino, Aladín Araj, cifró recientemente las pérdidas ocasionadas por la actual operación (llamada "Lluvia de verano") en unos 100 millones de dólares, contando el destrozo de las infraestructuras y el descenso de la actividad económica.

Entre los damnificados de la crisis se encuentran unos 400 empresarios y trabajadores del campo que empezaron, tras la desconexión –el proceso por el que Israel abandonó sus asentamientos y se retiró de Gaza hace un año–, a explotar los invernaderos dejados por los colonos.

En esos invernaderos se producen tomates cherry, fresas o pimientos destinados en primer lugar al mercado europeo, pero sólo se exportó una cosecha, pues, tras la victoria del movimiento islamista Hamás en las elecciones generales de enero y, sobre todo, tras la captura del soldado, empezaron los cierres de fronteras.

La retirada de Israel –que concluyó el 12 de septiembre de hace un año– ha tenido pocos efectos sobre la autonomía real de Gaza porque Israel ha seguido controlando todas las entradas a la franja, salvo el paso de Rafah con Egipto, en el que la Unión Europea actúa como observador y que ahora también se ha cerrado por intervención israelí.

Los cierres de las fronteras, afirma la asociación de empresarios de Gaza, están teniendo peores efectos sobre la economía que cualquier destrucción de infraestructuras.

Esta, sin embargo, tiene una incidencia sobre la vida cotidiana en Gaza donde, debido a la destrucción del principal generador de la franja al principio de la operación, se recibe la energía directamente de líneas de alta tensión de Israel, que no se pueden sobrecargar, y por camiones de fuel.

Actualmente, los habitantes de Gaza reciben ocho horas de luz al día, dos más que al principio de la crisis, y la electricidad llega a veces durante el día a veces por la noche, unas veces a un barrio y otras a otro.

Esto afecta también el suministro de agua pues las reservas de Gaza son subterráneas y hace falta bombeo.

A esto se suma la situación de precariedad financiera debida a la retirada de ayudas occidentales desde que Hamás, que no reconoce a Israel y no ha repudiado la violencia, asumió el gobierno en marzo. Estas ayudas son importantes sobre todo para pagar los sueldos de los funcionarios y cuerpos de seguridad.

Hace un mes, la Unión Europea hizo llegar, a través de la oficina de Abás, el equivalente a 99 millones de dólares a la ANP; a esto se sumó una ayuda de 50 millones de la Liga Arabe, y el presidente pudo pagar un mes de salarios, pero ha señalado que, a largo plazo, no le corresponde a él abonar los sueldos.

De ahí la importancia de buscar un gobierno de unidad nacional entre los distintos grupos y un alto el fuego con Israel.