Después de ocho meses, Merlo y Gallardo se volverán a ver las caras. Aunque no lo digan, se odian. Los protagonistas de la novela del verano pasado no entienden de reconciliaciones y se quieren ganar, como sea.

“Mostaza no me gusta tu estilo, por eso me voy”, fue la frase, en una fría noche marplatense, que Gallardo le dijo a Merlo, en el hotel Primacy, donde el plantel de River se hospedaba en plena época de pretemporada.

Y Merlo se la vio venir, por eso le preguntó: “¿Qué piensan tus compañeros?”. Y la respuesta no tardó en llegar: “Lo mismo que yo”. El “golpe” iniciado por Gallardo estaba en marcha. Mostaza sabía que sino encontraba respaldo en el grupo se tendría que ir.

Fue un golpe duro para Mostaza, pero no quería resignarse. Por eso, sabiendo que Gallardo no se encontraba en su mejor estado cuando lo encaró esa noche, esperó 24 horas para hablar con todo el grupo, luego de un pálido empate sin goles ante San Lorenzo, en uno de los tantos aburridos partidos de verano.

Poco después de la una de la mañana todo el plantel de River respaldó, en una reunión multitudinaria, a Gallardo. Los dirigentes estaban al tanto de todo, pero dejaron solo a Merlo.

“Entonces me voy”, fue el mensaje de “Paso a Paso” a sus dirigidos. Con los ojos llorosos Merlo se fue a su habitación, con un nudo en la garganta preparó su valija y se despidió de uno de los grandes amores de su vida: River Plate.

Mucho se dijo, se especuló sobre la salida de Merlo, pero lo cierto es que las diferencias con los jugadores no sólo pasaban por cuestiones futbolísticas, sino había otras cosas. Formas de ser.

La salida de Merlo de River trajo muchas derivaciones, como el enfrentamiento de Gallardo con los denominados Borrachos del Tablón.

El Muñeco, molesto por la defensa que los hinchas hacían de Mostaza, llamó a los líderes de la barra para insultarlos y enfrentarlos. Caos total. Al punto que una noche, los jefes de los Borrachos del Tablón esperaron un largo rato a Gallardo. Está claro que no fueron para saludarlo.

Mucho se habla de los códigos del fútbol. Y Merlo es uno de los principales defensores de estos códigos. Pero un día los rompió. El día que anunció que se iba de River por culpa de Gallardo.

Fuente: Télam