Tal como lo hace en cada ciudad o país que le toca visitar ya sea con el seleccionado argentino como su club Barcelona de España, el astro Lionel Messi volvió a dejar su huella, esta vez en tierras cordobesas, donde con un golazo y varias pinceladas, se robó todas las miradas y ovaciones.

Messi, verdaderamente, revolucionó a la provincia mediterránea, a la que llegó para defender los colores "albicelestes" en un duelo ante el conjunto paraguayo por Eliminatorias, pues no sólo motivó "guardias" de fanáticos en el hotel, sino que luego acaparó los mayores "vítores" en el estadio Mario Alberto Kempes.

Ya antes del inicio del partido, pese a que el equipo argentino dirigido por Alejandro Sabella está plagado de estrellas mundiales, fue el `10`, de apenas 25 años, el que arrancó la primera gran aclamación por parte del público al momento de que se anunció por los altoparlantes la formación del equipo.

Y una vez con los equipos en cancha, y ya apagados los gritos y aplausos de recibimiento para el conjunto local, fue el astro rosarino del Barcelona el que recibió el único cántico por parte del público, con el ya clásico "ole, ole, ole, ole, Messi, Messi".

Además, las camisetas con el número 10 se contaron al por doquier en los cuatro costados del coqueto escenario del Barrio Chateau Carreras y por si fuera poco, su nombre apareció escrito en la mayoría de las infinitas banderas que adornaron las tribunas, en algunos casos con frases muy ingeniosas.

"Messi me hacés más feliz que mi esposa" o "Messiento cordobés", entre otras, fueron apenas algunas de las demostraciones de cariño que recibió el rosarino antes de arrancar, y que luego se extenderían a lo largo de toda la noche cordobesa.

Cada vez que el exquisito delantero-extremo-enlace tomó el balón, el murmullo se acrecentaba a la espera de una genialidad de su parte.

Hubo dos tiros en los palos, uno en cada tiempo, y varias pinceladas "mágicas" que motivaron que a la gente se le tornarán rojas las palmas de tanto aplaudirlo.

Y con el gol, el 3-1, con un soberbio tiro libre, exquisito, desde lejos, que clavó contra un palo, desató una nueva ovación y motivó quizá los primeros cánticos a lo largo del partido como el "volveremos, volveremos, a ser campeones como en `86", o el también clásico "el que no salta es un inglés".

Pero si hubo una entonación que llamó la atención esa fue la que decía "vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de Lionel Messi, todos la vuelta vamos a dar".

Típica melodía para vitorear habitualmente a un entrenador pero que en esta ocasión tuvo como destinatario al máximo ídolo.

El público, hasta ese 3-1, no se destacó por su pasión, tal como sucede habitualmente cuando juega la selección, sino que más bien el partido se vivió como si se tratara de un escenario europeo, ya que los cerca de 55 mil espectadores siguieron las alternativas sentados y no hubo mayores cánticos, salvo tras los goles locales.

No obstante, además de Messi, sólo Gonzalo Higuain, luego de su conquista, y Angel Di Maria, no tanto por su gol inicial sino por una jugada en la que recuperó el balón, tiró un caño y fue cortado con falta, recibieron una tibia canción con sus apodos "Pipa, Pipa" y "Fideo, Fideo", respectivamente.

Después, el trato para con el DT Sabella fue de indiferencia, es decir que fue aplaudido en igual tono que el resto de los jugadores del seleccionado a excepción del `10`, y luego no fue motivo ni de ovaciones ni de reproches por parte de la gente.

Justamente, en las tribunas, hubo también personalidades del espectáculo y del deporte, como el ex futbolista Claudio `Piojo` López, el conductor televisivo Jorge Rial y su novia Mariana Antonialle, o el boxeador Fabio `Mole` Moli, entre otros, que al igual que el resto se regocijaron con la presencia de Messi.

El `10`, el astro, el capitán argentino, el mejor del mundo en las últimas tres temporadas, pasó por Córdoba y dejó su huella.

No tuvo la mejor actuación de su brillante carrera, pero aportó `joyitas` y un golazo que agigantaron aún más su estrella.

El "Messias" fue la figura del equipo, otra vez, y su simple presencia, sea donde sea, siempre invita a soñar.

Fuente: Télam