Nunca somos los mismos antes y después de la muerte de un ser querido. Mucho menos cuando las horas que anteceden al deceso de ese ser están signadas por el dolor y la absurda burocracia que enreda a los familiares de un paciente en protocolos y trámites sin sentido, que lejos de aliviar el padecimiento del enfermo, lo ahondan hasta límites inexplicables. A esto se refirió la especialista en Bioética e investigadora de la UNR Elisa Dibárbora, en una reunión a la que fue invitada a exponer sobre Muerte Digna, justo una semana después en que murió su cuñado, Héctor Manuel, tras una innecesaria y dolorosa agonía.

El marco fue la reunión del Consejo Académico Social en salud, que se realizó este miércoles en la facultad de Ciencias Médicas (UNR), con ese tema como eje de la convocatoria, y las palabras de Elisa fueron las siguientes:

“Hoy miércoles 16 de septiembre de 2015 estoy convocada a esta reunión por ser –como todos ustedes– y según expresa la invitación de este nuevo Consejo Académico Social en Salud, «un referente regional con dilatada trayectoria en el tema de Muerte Digna», pero hoy quiero hablar a través de un caso de Muerte Indigna.

Lunes: al mediodía, Héctor Manuel sale del Sanatorio LA, se va a “morir en su casa”, su estado es terminal por un cáncer de estómago. La indicación es que Estela –su esposa– le administre Tramadol vía enteral por una yeyunostomía. Puede darle las dosis de rescate que sean necesarias.

Miércoles: Desde la mañana Héctor M. tiene dolores intensos, sus intestinos no absorben más nada, es necesario recurrir a otra vía. Pesa 40 kilos, ya no tiene venas donde pincharlo. Por razones administrativas no está registrada su internación domiciliaria. Estela tiene problemas con la obra social y el Sanatorio LA, llama a ECO, le colocan un calmante, “de esos para los accidentados”. Mensaje de Estela: No puedo hablar, pero los médicos me dijeron que Héctor se está muriendo que me quede a su lado. Quiero estar a solas con él.

20 horas: el dolor es insoportable. Estela llama a la Dra. J. del equipo (¿?) de cuidados paliativos del Sanatorio donde Héctor estuvo internado hasta hace dos días. La Dra. J. le dice que no puede ir, que lo lleve a la guardia. Estela responde: ¡se está muriendo! ¡No lo puedo trasladar!

Estela se comunica con su amiga la Dra. S. que hace cuidados paliativos en pediatría para que la ayude, la Dra. S. le recomienda al Dr. D. que contesta que sólo podrá ir al día siguiente y después de las 11, pues tiene consultorio. A través de otra médica de confianza ubica a la Dra. G. quien le dice que sólo puede ir al día siguiente a primera hora. Es la peor noche de sus vidas. ECO vuelve dos veces y le pasan calmantes con suero. Héctor Manuel está muy nervioso, no se duerme ¡y ahora tiene fiebre!

Jueves: la Dra. G. que aseguró ir a primera hora llega a las 10 de mañana. Estela le pregunta: ¿No trajiste nada, ningún calmante? Dra. G.: Yo sólo vine a ver como estaba. Estela: Pero te dije que estaba muy mal Dra. G.: Sí, pero la gente siempre exagera. Llaman a algunas farmacias y no consiguen morfina. Parece que hay en el Hospital Provincial. La hija de Estela se dirige hacia allá con la orden. A las 10.45 Estela la llama: ya no hay apuro, volvé, Héctor se murió. La Dra. G. extiende el certificado de defunción, cobra los 400 pesos y esta historia se acabó.

Estela es mi hermana, Héctor Manuel era mi cuñado. Esto ocurrió la semana pasada, hace 6 días.

Este desdichado, inmoral, patético relato me toca muy de cerca y me dio vuelta la cabeza. Deberé cambiar los slides de mis presentaciones.

Hasta ahora afirmaba que la eutanasia es provocarle la muerte a un enfermo terminal y la Muerte Digna es permitir que la muerte acontezca en situación de confort físico y espiritual, con cuidados paliativos. Derecho reafirmado en el inciso h) del Artículo 59 del nuevo Código Civil y Comercial.

El dolor quiebra el alma, obnubila la razón, denigra a la persona. En este caso, y quizá en otros semejantes que seguramente existen, hoy pienso que lo moral, lo digno hubiera sido, respetando la doctrina del doble efecto, provocarle la muerte unas horas antes y no permitir que acontezca todo lo que sucedió esa fatídica noche.

In memoriam. Chau Héctor Manuel, ¡si vos sabés!”

Héctor Manuel era fanático de Central. Su nietita se llama Auriazul. Él pidió ser cremado y que sus cenizas se dispersen en el Gigante de Arroyito.

El nuevo Código Civil dejó afuera la eutanasia en Argentina

En el artículo 59 de la norma que entró en vigencia el 1º de agosto último, se ratifica lo dispuesto por la ley 26742 de muerte digna y se permite la renuncia a la "alimentación y la hidratación".

Sin embargo, el artículo 60 del nuevo Código Civil, al regular las directivas anticipadas aclara: "...las directivas que impliquen desarrollar prácticas eutanásicas se tienen por no escritas". De esta manera, se mantiene la prohibición de la eutanasia conforme a la actual redacción de la ley 26529 que regula los derechos de los pacientes.