El desafío de revertir la situación de unas 2.600 millones de personas que padecen pésimas condiciones de saneamiento es el objetivo de la creación del Día Mundial del Agua, que se celebra hoy, según lo dispuesto por las Naciones Unidas (ONU) el 22 de diciembre de 1993.
Para cambiar esta situación es necesario invertir 10 mil millones de dólares anuales, equivalente al 1% de los gastos militares en todo el mundo o a lo que gastan los europeos cada año en helados, según un informe elaborado por la ONU.
En esta oportunidad, la celebración coincide con el Año Mundial del Saneamiento, lo que plantea el reto para la comunidad internacional de impulsar medidas que solucionen una crisis que afecta a más de una de cada tres personas en el mundo.
Según las estadísticas de la ONU, cada 20 segundos muere un niño de menos de cinco años por malas condiciones de saneamiento, o que hace un total de 1,5 millones de muertes anuales. "Uno de los mayores retos que afronta la humanidad es mejorar el bienestar de los 2.600 millones de seres humanos, que equivale a la mitad de la población del mundo en desarrollo, que carecen de acceso al saneamiento básico", dijo Koichiro Matsuura titular de la Oficina para la Educación la Ciencia y la Cultura de ONU (Unesco).
Esas malas condiciones de saneamiento, junto con la falta de agua potable y una higiene inadecuada, son los factores que contribuyen a engrosar la creciente cifra de decesos. Pese a lo establecido en los Objetivos del Milenio, aprobados en 2000 por los dirigentes de todo el mundo, de reducir a la mitad para 2015 el porcentaje de personas que no tienen acceso a servicios básicos de saneamiento, todavía se está muy lejos de esas metas.
Los expertos predicen que, para ese año, 2.100 millones de personas aún carecerán de servicios básicos de saneamiento y que al ritmo actual, el Africa subsahariana no alcanzará el objetivo fijado hasta 2076. Las estadísticas actuales no son nada alentadoras: cada año, unas 1.800.000 personas (el 90% de ellas menores de cinco años) mueren a causa de enfermedades diarreicas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 17% de las muertes de niños menores de cinco se debe a trastornos diarreicos, mientras que el 10% de la población de países en desarrollo sufre de infecciones por lombrices intestinales. También se estima que el 88% de las enfermedades mundiales es imputable a los abastecimientos de agua insalubre, la carencia de instalaciones de saneamiento y la falta de higiene.
Los hogares conectados a la red de alcantarillado en ciudades importantes, que alcanza el 86% en todo el mundo, alcanzan el 92% en Europa, 96% en América del Norte, 45% en Asia, 35% en América latina y el Caribe, 18% en Africa y 15% en Oceanía. Cada año, 200 millones de toneladas de desechos humanos y grandes cantidades de aguas usadas y desechos sólidos, quedan sin recoger y tratar en el mundo. Un 90% de las aguas residuales de la redes de alcantarillado y un 70% de los desechos industriales de los países en desarrollo, se vierten sin tratamiento alguno en los cursos de agua.
"Se calcula que 1.600 millones de personas deberían lograr acceso a mejores instalaciones sanitarias en el período 2005-2015, pero si se mantienen las tendencias vigentes desde 1990 es probable que el mundo no llegue a esa cifra por un margen de 600 millones de seres humanos", advirtió Matsuura.


