Ahora está, ahora no está, ahora vuelve a estar. No, no es magia.

El lago que había desaparecido en la Patagonia chilena vuelve lentamente a llenarse, informaron hoy voceros de la Fuerza Aérea chilena y un equipo de investigadores del Centro de Estudios Científicos (CESC).

Tras realizar un recorrido aéreo por la zona, ubicada entre glaciares y fiordos de difícil acceso terrestre en los márgenes occidentales de Campo de Hielo Sur, los investigadores estudiaron las razones por las cuales desapareció este espejo de agua.

En ese marco, la misión estableció que el lago vuelve lentamente a llenarse y confirmó que formaba parte de un sistema lacustre mayor que también se vació en dirección al mar.

La ruta de salida del agua fue hacia el norte, por el margen del glaciar Bernardo, hasta un punto donde el agua fluyó por debajo del hielo, para salir a la superficie nuevamente en las cercanías del Fiordo Bernardo.

La pérdida de caudal hídrico de los distintos lagos se recuperaría hacia la primavera y el verano austral, cuando las temperaturas aumenten y los glaciares desprendan hielos que alimenten estas formaciones.

Las investigadores precisaron que la zona es muy dinámica y señalaron que detectaron numerosos lagos, la mayoría de ellos formados por el retroceso de glaciares, tal como ocurrió con el lago vaciado.

El glaciólogo Andrés Rivera recordó que desde 1950 hay evidencia de procesos similares en América del Sur, como fue el caso de los glaciares Colonia y Dickson.

El científico, quien trabaja con la Nasa en este tipo de estudios, reveló que fueron dos formaciones lacustres contiguas al glaciar Témpano de Campos de Hielo Sur las que sufrieron problemas de vaciamiento. La desaparición del lago patagónico fue advertida por los guardaparques que vigilan el lugar, pero "ellos no pudieron tener una visión aérea y más compensiva de todo el fenómeno", explicó Rivera.

Estas alteraciones coinciden con el adelgazamiento general de los glaciares sudamericanos, lo que complica su estabilidad como reservas estratégicas de agua, indicó Rivera.

La situación es particularmente crítica en los llamados glaciares tropicales de los Andes, ubicados en Bolivia y Ecuador, donde el retroceso amenaza la capacidad de contar con recursos hídricos para esas poblaciones.