Con la excusa de hacer de la muerte un momento estético, un artista alemán pretende realizar una intervención artística con un hombre a punto de morir. ¿Morbosidad o manifestación cultural? La pregunta aún no tiene respuesta pero la idea ya generó polémica.
Gregor Schneider, uno de los artistas alemanes más exitosos de la actualidad, causó el lunes un revuelo mediático en Alemania al querer exponer en un museo a un hombre a punto de morir.
"La muerte y el camino hacia la muerte son desgraciadamente hoy en día un sufrimiento", afirmó el artista de 39 años en una entrevista en la edición en línea del diario Die Welt.
Schneider, que alcanzó la fama en 2001 cuando obtuvo el León de Oro de la Bienal de Arte de Venecia, defendió su idea de "exponer a una persona a punto de morir de forma natural o que acabe de fallecer".
El artista dijo que busca a alguien que "dé previamente su acuerdo a todo". "Estará en el centro de todo y todo se desarrollará con el consentimiento de sus allegados", aseguró. Su intención es exponer al moribundo en el museo Haus Lange de Krefeld , un edificio construido en la primera mitad del siglo XX según los planos de Ludwig Mies van der Rohe.
Pero el proyecto generó enseguida la inevitable polémica. La muerte es, efectivamente, un tabú en nuestra sociedad, subrayó Hans-Heinrich Grosse-Brockhoff, secretario de Cultura de la región de Renania del Norte Westfalia, donde se encuentra el museo. Pero "¿es por este motivo que uno puede exponer la muerte real?", se preguntó.
"¿El arte no debe contribuir a erigir nuevos tabúes después de todos los que se han derrumbado?", volvió a interrogarse el funcionario germano.
Schneider, por su parte, explicó que si ningún museo acepta la propuesta, podría usar su propia obra-casa de Mönchengladbach para el acto fúnebre, titulado para este caso "Das Tote Haus ur" (algo así como "La ancestral casa muerta"). El artista plástico viene trabajando en esa casa, que bautizó "Haus ur", desde 1985, e hizo de ella un laberinto de trampas, cuevas y espacios insonorizados. Parte del edificio se expuso hace siete años en la Bienal de Arte de Venecia, lo que le valió al artista el León de Oro.
La muerte y la decadencia son temas habituales para Schneider, que por ahora sólo ha conseguido exponer muertos artificiales.


