Un joven argentino le entregó un pañuelo verde al Papa Francisco en el Vaticano junto con una carta en la que le explica por qué apoya el proyecto de interrupución voluntaria del embarazo. Aseguró que el Pontífice le sonrió pero no le habló. En las redes sociales, circula la foto del momento.

En diálogo con Radiópolis, el programa de Roberto Caferra en Radio 2, Nicolás contó desde Roma por qué decidió regalarle a Jorge Bergoglio el símbolo por excelencia del aborto legal, cuyo proyecto se discute actualmente en Argentina: “Se me ocurrió porque estuve pensando cómo colaborar desde acá. Hace 5 años que vivo en Roma pero sigo de cerca la campaña por la legalización del aborto. Durante el Mundial compré telas verdes, hice los pañuelos y los repartí entre los argentinos. Me quedaron dos, uno para el Papa y otro para mí”, comentó.

A pesar de las dificultades que implican acercarse a Francisco, Nicolás se mantuvo firme en su decisión y siguió los pasos formales para poder tenerlo a centímetros en el marco de una audiencia. Del acceso a esa instancia, contó con cierta ironía, que es muy similar al ingreso a una cancha pero con formas más correctas.

“No sé si se dio cuenta de qué se trataba, se acercó, se detuvo con todas las personas y también conmigo un poco más. Le di el pañuelo y la carta, me sonrió y le dio ambas cosas a un asistente y continuó. No hizo nada”, precisó sobre el momento exacto en que estuvo cara a cara con el sumo pontífice.

Nicolás sabe que su acción no va a modificar la postura de la Iglesia Católica acerca de la práctica. “Yo no creo que la Iglesia cambie de posición pero todas maneras no me quita el deseo de decirle al Papa de manera respetuosa lo que me parece. Creo que es sano”, remarcó.

Querido Jorge

A través de su cuenta de Twitter, Fuster mostró el momento en el que el Papa le recibió el pañuelo verde, símbolo de quienes promueven el aborto legal, y una carta –en la se dirige al Papa por su nombre de pila–de dos carillas en la que convoca al jefe de la Iglesia Católica a tomar la "oportunidad de oro para abandonar la tradición de la Iglesia de llegar siempre 300 años más tarde".

"Como sabe, la semana que viene el Senado votará el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Usted representa a la Iglesia, y yo no voy a pretender que haga campaña con nosotros", dice en un fragmento el texto, y agrega: "La Iglesia no tiene una tradición de apoyo a los derechos civiles, es que aquí el problema es otro (.) Conozco mujeres que abortaron, y estoy seguro que usted, que trabajó largos años en zonas pobrísimas, también".

Luego le remarca que la discusión no gira en torno a "aborto sí o aborto no", sino que gira en torno a si se hace de manera legal, segura o gratuita o en la clandestinidad como en la actualidad.