Este martes Holanda puso en vigencia la nueva regulación que restringirá el consumo y venta de la marihuana. El objetivo es frenar los delitos y conflictos en el tráfico que produce el aluvión de viajeros que se dirigen a los Países Bajos para aprovechar la venta libre del cannabis.
Los estudiantes ya no podrán fumar en los patios de los colegios, quienes hasta entonces lo podían hacer siempre y cuando no excedieron la posesión de los 30 gramos reglamentarios. Tampoco se podrá vender la sustancia cerca de ningún establecimiento educativo. Además, los ya famosos “coffee shops” de marihuana ahora deberán anotar a sus clientes, los cuales no podrán superar la cifra de 2000 cada uno. Asimismo, sólo abrirán sus puertas 640 de ellos, con lo cual, 220 negocios de Amsterdam saldrán del mercado.
Ello causó revuelo en la ciudad que anualmente recibe unos siete millones de visitantes, de los que se estima que aproximadamente medio millón acude a esos comercios. Su alcalde, Eberhard Van der Laan, criticó la medida argumentando que quienes visiten Amsterdam buscando droga no desistirán de conseguirla ante las nuevas restricciones y acudirían al mercado negro. Otros intendentes holandeses, principalmente aquellos del norte, también se sumaron al rechazo de Van der Laan y sostuvieron que en lugar de atenuar los embotellamientos y ruidos nocturnos que produce la afluencia de millones de extranjeros, se desatará el caos en las calles de quienes buscan el cannabis.
Las flamantes medidas ya habían entrado en vigencia en el mes de mayo en algunas localidades del sur y ahora se extendieron, a partir del 1 de enero, al resto del país europeo.