El partido (Patronato-Central) se hace en Santa Fe, decisión que terminó con el ahora ex ministro de Seguridad Leandro Corti fuera del gobierno, y más allá de justamente dar vuelta la postura de que era imposible montar el operativo policial, en la administración Bonfatti quedó la preocupación a futuro.

“No puede ser que un partido de fútbol obligue a movilizar mil policías. Si nos planteamos como objetivo bajar los niveles de violencia, y se puede controlar un partido con 200 policias, eso significaría que va a haber 800 policias para prevenir el delito”, dijo con contundencia, en diálogo con el programa Radiópolis, de Radio 2, el ministro de Gobierno, Rubén Galassi.

El planteo de Galassi apunta a una de las cuestiones centrales del asunto. Destinar mil o mil quinientos policías para un partido implica costos no sólo económicos: esos agentes dejan de estar en el control de la calle. Y eso genera el reclamo de una sociedad muy sensibilizada por la ola de delitos que padece.

Fue justamente esto lo que llevó a Corti a plantear que realizar en Santa Fe un partido que le correspondía a la provincia de Entre Ríos era a todas luces inconveniente. Lo que no midió el ahora ex ministro es que las decisiones políticas se nutren de otros componentes y que es un mensaje inquietante que el Ministerio de Seguridad diga que, justamente, no puede garantizar la seguridad de un partido cuyo nivel de riesgo es por cierto menor, si se compara con algunos que puede haber en los próximos meses como un clásico Newell´s-Central o incluso un choque Central-Colón.

“Vamos a trabajar para garantizar el partido de fútbol”, dijo este martes Galassi. Pero incluso apeló a los medios para trabajar “para que la sociedad baje el nivel de violencia”.

“Sino, no hay policía ni política de seguridad que aguante”, cerró contundente.