Un equipo de investigadores desarrolló un dispositivo capaz de identificar automáticamente a niños con autismo y a edades tan tempranas de hasta 24 meses.

Según un estudio reciente elaborado por investigadores de la Universidad de Washington en St. Louis, la edad media para el diagnóstico del autismo es de 5,7 años—años después de la edad en que el diagnóstico podría ser emitido por primera vez. Con el nuevo sistema, desarrollado en la Fundación LENA, los diagnósticos sólo tardan unas cuantas semanas. “La intervención es más efectiva cuando el niño tiene de dos a cuatro años,” afirma Jill Gilkerson, director de investigación de lenguaje infantil en la Fundación LENA.

La fundación afirma que su herramienta es capaz de distinguir, con un 91 por ciento de precisión, entre un niño con desarrollo normal, un niño con autismo y un niño con retrasos en el lenguaje disociados.

Este “kit casero”, llamado LENABaby, consiste en un cuestionario relacionado con el desarrollo del niño, una grabadora digital de audio, y una prenda para el niño. Por la mañana, lo primero que hacen los padres es ponerle la ropa al niño y colocan la grabadora en un bolsillo frontal. La grabadora se deja encendida todo el día para que pueda capturar hasta 16 horas de audio. Al final del día, los padres sacan la grabadora del bolsillo y la envían a la fundación, donde el software de LENABaby se encarga de analizar los datos.

“A grandes rasgos, los niños autistas vocalizan de forma distinta al resto de niños,” explica Dongxin Xu, director de software e ingeniería de lenguaje en la Fundación LENA. Aunque este concepto no es nuevo, hasta ahora no ha sido sencillo utilizarlo en las clínicas para extraer todas sus ventajas a la hora de hacer un diagnóstico. El problema es, en parte, de logística: con los métodos actuales no resulta fácil obtener la suficiente cantidad de datos de calidad.

Gilkerson afirma que las evaluaciones más tradicionales suelen llevar menos de cuatro horas. LENABaby, por el contrario, toma en cuenta todo un día de actividades dentro del entorno natural del niño. Las evaluaciones tradicionales se pueden llevar a cabo en el hogar del niño, aunque a menudo esto requiere el uso de varias videocámaras y luces, que pueden influir en el comportamiento del niño.

Incluso si de obtuviese la suficiente cantidad de datos, el análisis del audio es extremadamente difícil y conlleva una gran cantidad de tiempo. Hacer un diagnóstico no es tan sencillo como contar el número de veces que un niño hace un sonido determinado, explica Jeffrey Richards, técnico de estadísticas y bases de datos en la Fundación LENA.

Fuente: Tendencias 21