La polémica reforma sanitaria que busca impulsar la Casa Blanca está perjudicando al presidente estadounidense, Barack Obama, según los últimos sondeos, que muestran que el índice de desaprobación del mandatario alcanzó un récord del 40%.

La encuesta conjunta del diario Washington Post y la cadena de televisión ABC muestra que la popularidad de Obama ha sufrido un fuerte traspié durante los últimos meses, periodo en el que se ha intensificado la oposición a su plan de reforma del sistema médico.

El gobernante tiene ahora un índice de aprobación del 57%, 12 puntos menos que en abril, cuando alcanzó el mayor respaldo popular.

Ahora, solo un 49% de los estadounidenses dice tener confianza en que Obama tomará las decisiones acertadas para el país, por debajo del 60% que afirmaba lo mismo cuando cumplió sus primeros cien días en la Casa Blanca, a finales de abril.

El pesimismo entre los estadounidenses sobre la dirección del país ha aumentado de forma proporcional a la oposición a la reforma sanitaria.

Así, un 55% de los estadounidenses cree que la situación va "seriamente" por el mal camino, por encima del 48% que pensaba lo mismo en abril.

Pese a la mayor percepción negativa sobre el rumbo general del país, los estadounidenses son más optimistas sobre la duración de la recesión: el 50% cree que se superará en los próximos 12 meses, frente al 28% que estimaba en febrero que la crisis se superaría rápido.

El sondeo muestra que la reforma sanitaria se ha convertido en un asunto peliagudo para Obama.

Un 50% de los consultados está en contra de cómo está gestionando el asunto, el nivel más alto de su Presidencia; mientras un 42% de los entrevistados afirma que "desaprueba rotundamente" la forma en la que Obama lidia con el tema prioritario de su política interna.

El sondeo entre 1.000 adultos del país se realizó entre el 13 y el 17 de agosto, justo cuando estalló un acalorado debate sobre el futuro del plan de salud pública propuesto como parte de la reforma.

Varios comentarios ambiguos de Obama y altos funcionarios del Gobierno el pasado fin de semana fueron interpretados como una señal de que la Casa Blanca daba marcha atrás a la "opción pública".

Esa señal puso en pie de guerra al ala más progresista del Partido Demócrata y a los activistas que ayudaron a Obama a ganar la Presidencia en noviembre pasado, que defienden un sistema público de salud, que conviviría con el actual entramado privado.

La Casa Blanca dice que Obama sigue creyendo que la opción pública es la mejor forma de introducir competencia en un sistema dominado por las aseguradoras privadas, pero afirma que está abierto a considerar "otras opciones".

Según la encuesta divulgada hoy, un 52% de los estadounidenses está a favor de un nuevo plan de seguro de salud para competir con las aseguradoras privadas, mientras que el 46% se opone a la idea.

Esos resultados suponen un gran cambio frente a junio pasado, cuando un 62% de los consultados respaldaba la idea y un 33% se oponía a ella.

Las protestas en los encuentros informativos sobre la reforma organizados por los congresistas en sus estados han dominado la cobertura de la prensa, en especial de televisión, en lo que va de mes.

Esas protestas han estado marcadas por los abucheos, pancartas con mensajes ofensivos y hasta amenazantes a Obama y fotos del presidente retratado como Hitler.

Un 51% de los estadounidenses cree que esas demostraciones públicas son "apropiadas", frente al 45% que las describe como "inapropiadas".